El empate en el último suspiro provocó una reacción airada de los espectadores, que arrojaron objetos -incluyendo petardos- a los jugadores sudamericanos. Después de que algunos aficionados invadieran el campo, los jugadores fueron retirados del campo y, en lugar de sonar el pitido final, el partido se suspendió, dejando a los equipos sentados en el vestuario esperando más noticias durante más de una hora.
Después de una larga demora, el empate fue anulado y se decidió que los jugadores salgan nuevamente para disputar los últimos tres minutos del partido.
Antes del inicio del encuentro, cabe señalar, la multitud abucheó el himno nacional argentino y expresó su enfado por el cántico racista contra Francia que cantaron Enzo Fernández y sus compañeros de Argentina mientras celebraban su victoria en la Copa América a mediados de mes.