Existe el peligro de que Eze en el Arsenal aún corra el riesgo de estancar el punto culminante de su carrera. Solo tiene que mirar el tiempo de Jack Grealish en el Manchester City para ver cómo eso podría desarrollarse, con la estrella que una vez fue adorada ahora dejada de lado y cedida al Everton un mes antes de cumplir 30 años.
Siendo justos, Grealish probablemente no tiene remordimientos por su decisión de dejar el club de su infancia, Aston Villa, por un equipo que ganó la Liga de Campeones en su segunda temporada allí. Se ha llevado a casa siete medallas de ganador desde que se convirtió en el primer jugador británico en ser vendido por 100 millones de libras. Aunque el Arsenal está en una sequía de trofeos que está a punto de alcanzar el sexto año, y por mucho que a los fanáticos rivales les encante burlarse de ellos por esto, es difícil prever un futuro cercano en el que esto continúe por mucho más tiempo.
Pero Grealish fue universalmente reverenciado cuando mostraba su talento con la camiseta del Villa. Era un jugador emocionante, valía el precio de la entrada, y culminó con toda la nación rogando a Sir Gareth Southgate que lo jugara más en la Eurocopa 2020 aplazada. Grealish se convirtió en un nombre familiar, incluso para aquellos que ni siquiera se preocupaban por el fútbol, y esto fue antes de que el Villa se convirtiera en un habitual europeo como lo son hoy.
Parte de la razón por la que Grealish floreció en el Villa fue porque todo pasaba por él. Era el creador de juego, orquestador, goleador y asistente todo en uno. El equipo fluía a su antojo. En el City, fue empujado a la línea de banda y se convirtió en solo otro jugador en la infame 'ruleta del FPL' de Pep Guardiola, un extremo prescindible cuyo principal trabajo era retener la posesión en lugar de entusiasmar a la afición.
Eze puede sufrir un destino similar. No es el extremo izquierdo ágil que el Arsenal ha estado buscando en esta ventana y está sobrecalificado para ser una opción. Su destino es dirigir los ataques de un equipo, solo que a un nivel más alto que el del Palace. Por eso el movimiento a los Spurs tenía tanto sentido.
No obstante, el corazón quiere lo que quiere. No se puede reprochar demasiado a Eze por regresar al único club para el que siempre ha querido jugar. Es más que el cuento de hadas puede perder su brillo rápidamente, especialmente si el Arsenal no logra un título en el próximo año o dos.