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Cuando los futbolistas se convierten en propietarios: compra de clubes, posibles violaciones del código ético y el caso Vinicius

Si el fin del siglo pasado y el comienzo del actual marcaron el paso definitivo de los clubes de fútbol de simples representaciones deportivas a empresas, las dos décadas del nuevo milenio han visto el nacimiento y la consolidación de un nuevo axioma.

La atención mediática y la capacidad de condicionar las decisiones de mercado de aficionados y entusiastas han hecho que los futbolistas pasaran de ser atletas protagonistas de los clubes para los cuales están fichados, a verdaderas empresas privadas a su vez.

El ejemplo más emblemático es el de Cristiano Ronaldo, que ha convertido su nombre y su imagen en una marca increíblemente explotable a nivel comercial, ampliando sus ganancias también a través del aprovechamiento de su marca.

Espíritu emprendedor mostrado también por Gerard Piqué, quien ya en los últimos años de su carrera antes del retiro ha invertido en varias actividades, convirtiéndose en el principal promotor de la Kings League, además de haber metido mano en la Copa Davis de tenis.

El tercer decenio de los años dos mil está viendo surgir un fenómeno adicional que ve en primera línea a muchos futbolistas aún en actividad. Estamos hablando de la adquisición de participaciones de clubes de fútbol en todo el mundo.

Atletas que se convierten en accionistas, influyendo significativamente en la atención mediática y la capacidad de inversión de los equipos que ven su entrada en el capital social.

Una tendencia sin duda de moda e interesante, pero que también plantea varias dudas relativas a violaciones - verdaderas o supuestas - del código ético establecido por la FIFA.

El caso más candente de las últimas semanas es el relativo a Vinicius Junior del Real Madrid, que se ha convertido en el centro de un caso que puede sentar un precedente. Involucrado en la compra de un club brasileño a través de una sociedad de propiedad de su padre, para el número 7 de los blancos se han solicitado dos años de suspensión, a la espera de que se pronuncie la FIFA.

  • LOS INICIOS

    El precursor de esta tendencia que se expandiría como mancha de aceite en el transcurso de una década fue David Beckham, quien en 2014 fundó el Inter Miami a pesar de estar todavía en activo con los LA Galaxy.

    El excentrocampista del Manchester United y del Real Madrid aprovechó una cláusula especial e inédita que se insertó en su contrato con el club californiano. Beckham pidió y obtuvo el derecho de fundar una nueva franquicia en la MLS a un precio fuertemente descontado. 

    Pagó solamente 25 millones de dólares para dar vida al equipo donde diez años más tarde incluso Lionel Messi acabaría jugando.

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  • LOS CASOS MÁS RECIENTES

    Cada vez más a menudo asistimos a ex futbolistas o atletas que deciden invertir en clubes de fútbol por motivos exclusivamente comerciales.

    Los últimos en orden de tiempo han sido Luka Modric, todavía bajo contrato con el Real Madrid, quien ha adquirido recientemente una participación minoritaria del Swansea.

    En la lista también está Kylian Mbappé, compañero de equipo de Modric, quien a los 25 años y en plena actividad futbolística ha invertido “apenas” 15 millones de euros para adquirir el 80% de las acciones del Caen, equipo francés que milita en la Ligue 2.

    De fondo está la situación de Neymar, regresado al Santos después de una experiencia seguramente lucrativa pero no emocionante en el plano competitivo en Al-Hilal en Arabia Saudita.

    El futbolista aún está en actividad, aunque ya en la recta final de su carrera, y parece listo para invertir una parte considerable de su capital disponible para hacerse con un paquete de acciones del Santos.

  • LA SITUACIÓN EN ITALIA

    A representar la tendencia del momento en Italia hay tres ex grandes futbolistas, dos de los cuales han militado también en la Serie A.

    Se trata de Zlatan Ibrahimovic, actual consultor de RedBird que posee gran parte de las acciones del Milan, que en 2019 se convirtió en copropietario del equipo sueco Hammarby adquiriendo el 25% de las acciones del club en 2019, convirtiéndose así en accionista minoritario del equipo verdiblanco.

    Luego está Daniele De Rossi, que en 2024 decidió comprar el Ostiamare, club en el que se formó futbolísticamente.

    Finalmente está Cesc Fàbregas, entrenador y poseedor de un paquete minoritario de las acciones del Como, en Serie A.

    Si en el caso de Ibrahimovic se trata de una forma de inversión y en el de De Rossi una cuestión también y sobre todo afectiva, la cuestión Fàbregas plantea interrogantes.

    ¿Qué ocurrirá en el momento en que el español deje el banquillo del Como? ¿De qué manera podrá continuar entrenando en la Serie A siendo poseedor de acciones de un club que tras la promoción de 2024 y la salvación de 2025 apunta a competir con los grandes de Italia por un puesto en Europa?

  • ¿QUÉ ES EL CÓDIGO ÉTICO?

    Contactado por GOAL, el abogado Fabio Bassan, profesor titular de Derecho Internacional en la Universidad de Roma Tre, y que está manejando personalmente el caso Vinicius, nos explica en qué consiste el Código Ético.

    Los afiliados están sujetos a normas, algunas de estas vinculantes para el código deportivo. Otras son normas – también vinculantes - de conformidad con los principios éticos. Cada Federación tiene un código ético, además del delaFIFA, alquetodos se inspiran.Estecódigoéticofuemodificado en 2023 para transformarlo en un código que no solo sancione las violaciones, sino que las prevenga. Hay situaciones latentes que pueden crear conflictos que deben prevenirse. Entre estas normasestáel Artículo20,modificadoparaprevenirelconflictode interéspotencial.Entoncessesancionanosolo el conflicto real,sinotambiénaquelloquepodríaocurrirenfuturo. Esteconflictode interéspotencialnoconciernesoloalosjugadores,sinotambiénalasllamadas partes relacionadas como familiares hasta el tercer grado o los colaboradores. El afiliado debe entonces mantener comportamientos éticos que no impliquen violaciones actuales o potenciales".

  • CAOS VINICIUS: ¿HA VIOLADO EL CÓDIGO ÉTICO?

    Pero el caso que más de todos ha encendido los reflectores sobre la compra de clubes por parte de futbolistas en actividad es el de Vinicius Junior.

    El brasileño, también bajo contrato con el Real Madrid, se encontró en el centro de la tormenta porque la sociedad vinculada a él y a su padre, la ALL Agenciamento Esportivo, está involucrada en la adquisición del Athletic Club de Sao Joao y del Alverca, respectivamente militantes en la Serie B brasileña y en la portuguesa.

    A levantar la cuestión fue otra sociedad, la Tiberis Holding do Brasil, controlada por el empresario italiano Willy Francese, que al intentar ejercer el derecho de preferencia para la compra del Athletic, descubrió que las cuotas previstas ya habían sido cedidas a la sociedad de Vinicius y su padre, eludiendo así la mencionada preferencia.

    En este punto, Tiberis se dirigió hasta la FIFA, denunciando al máximo organismo del fútbol mundial la violación del artículo 20 del Código Ético, además del artículo 22 del código de justicia de la Federación Española, según los cuales tal tipo de intervenciones puede llevar a alteraciones en el mercado y en las competiciones, además de posibles abusos fiscales.

    Sobre la cuestión, Bassan - que se está ocupando del caso para la Tiberis Holding - se expresó en estos términos:

    “Vinicius ha comprado dos equipos, en campeonatos diferentes, adquiriendo cuotas de mayoría. Por tanto, controla los dos clubes. Lo ha hecho con una sociedad cuyos socios son el padre y la persona que le gestiona el patrimonio. Vinicius está entre los futbolistas más famosos, tiene un poder de negociación enorme. Los conflictos de interés que pueden ocurrir son numerosos, porque el jugador en actividad es de hecho 'empleador' de otros jugadores. Estos conflictos, si se produjeran, estarían lejos de los límites de la ética deportiva. Si hoy se permite este fenómeno, corremos el riesgo de tener un núcleo de jugadores importantes que gestionan muchos clubes y esto evidentemente terminará por afectar la corrección de los campeonatos. Creo que el fenómeno debe ser examinado por la FIFA y detenido desde el origen”.

    La solicitud de Tiberis es de dos años de suspensión para Vinicius, culpable según la sociedad de haber violado el código ético de la FIFA siendo aún un futbolista en actividad. La Federación presidida por Gianni Infantino aún no se ha pronunciado al respecto, pero si detectara la violación cometida, el brasileño sería detenido por dos años de la actividad futbolística, además de verse obligado a ceder las cuotas de los clubes adquiridos.

    En este caso se asistiría a una sentencia destinada a cambiar el curso de una tendencia ya consolidada.

    “Si la FIFA se pronunciara contra las operaciones denunciadas por la Tiberis contra Vinicius - concluye Bassan - detendría desde el inicio esta tendencia. Si no interviene ahora, será difícil hacerlo en un momento posterior”.

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