"¡La selección brasileña entra en el campo!", dice el anuncio para la Fecha FIFA de octubre de 2024. Lo que tradicionalmente fue motivo de expectativa, esta vez genera, desde el Oiapoque hasta el Chuí, variaciones de la misma reacción: ojos en blanco, con mejillas infladas lanzando un soplo de frustración -seguido eventualmente de algún comentario negativo. Y no se puede negar que la Canarinha se lo ha ganado.
A pesar de los 22 años desde el último título mundial, con una colección de frustraciones en el camino (ya sea un 7 a 1 aquí o una serie de eliminaciones en cuartos de final de la Copa allá), la selección brasileña viene de un 2023 en el que ni siquiera tuvo un entrenador efectivo y, desde enero de 2024 bajo el mando de Dorival Júnior, está teniendo su peor campaña de Eliminatorias para un Mundial desde que se adoptó el formato actual.
En ocho jornadas disputadas, Brasil ocupa la quinta posición y suma más derrotas que victorias (cuatro derrotas, tres triunfos y un empate). Según un estudio realizado por el diario O Globo, el récord de peor campaña en un primer turno de Eliminatorias ya está asegurado: la selección solo puede alcanzar 13 puntos, inferior a los 16 puntos que marcaban el peor comienzo del seleccionado brasileño hasta ahora, referente al Mundial de 2010.