El capitán Nacho fue el encargado del tradicional ritual de colocar la bufanda y la bandera del Madrid a la Diosa Cibeles, en uno de los momentos de mayor emoción de la tarde. Mientras los aficionados se sumaron al pedido de Vinicius y cantaron al unísono "¡Nacho, quédate!", el defensa se emocionó casi hasta las lágrimas.
"Es un orgullo y u placer estar aquí. Es un día muy especial. Está siendo una temporada increíble gracias a vuestro apoyo", aseguró el canterano, que consiguió su primer título como capitán a menos de dos meses que finalice su contrato sin que haya una decisión tomada sobre su continuidad.