De tal palo, tal astilla... O, bueno, casi. La historia de Carlos Retegui es sinónimo de hockey en la Argentina. Fue parte de la Selección argentina sobre césped durante 17 años, disputó tres Juegos Olímpicos y fue tres veces campeón Panamericano, aunque el salto a la fama lo dio en Río 2016, cuando alcanzó el oro como entrenador. La de Mateo , su hijo, seguía sus pasos hasta hace unos años, cuando tuvo que decidirse: o el palo o la número cinco . Para él no había competencia.
Los que lo veían jugar decían que la rompía. Hasta llegó a disputar partidos con los combinados juveniles de la Confederación de Hockey Argentina, pero él, como su papá cuando era joven, quería jugar a la pelota. En River, club del que es hincha como su familia -hizo infantiles y llegó hasta la novena-, quedó libre y, entonces, cayó en Casa Amarilla. Se probó bajo la conducción de Coqui Raffo, le vieron condiciones y empezó a jugar en la Sexta División .
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El chico es categoría '99 y, en un principio, jugaba de volante, pero con la llegada de Claudio Vivas al club, pasó a hacerlo como centrodelantero por sus capacidades físicas. Ahí, empezó a embocarla en los momentos indicados y, poco a poco, se metió en la órbita de los profesionales. A finales de 2017, Guillermo lo llevó al banco en un encuentro ante Arsenal por las lesiones de Benedetto, Bou y Junior Benítez, pero finalmente no llegó a debutar. Durante los meses siguientes, el hijo del ahora ex-DT de Los Leones empezó, poco a poco, a ganarse un lugar en la Reserva dirigida por Rolando Schiavi. De hecho, hasta se dio el gusto de ser una pieza importante en el equipo que se consagró campeón de la Weifang Cup, en China. Su debut llegó ante Patronato, de la mano de Guillermo Barros Schelotto y en La Bombonera, allá por 2018: a menos de diez minutos para el final, ingresó en lugar de Carlos Tevez y cumplió así su sueño de jugar en Primera . Pero a veces, lo bueno dura poco...
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Tras la derrota ante River en Madrid, el Mellizo dejó la conducción técnica y Gustavo Alfaro llégo para hacerse cargo del plantel. Uno de los primeros futbolistas de los que prescindió fue de Retegui, quien pasó a préstamo a Estudiantes de La Plata y si bien en aquel primer semestre apenas jugó tres partidos, la llegada de Gaby Milito lo potenció. Le dio continuidad -lleva 15 partidos en la temporada, seis como titular y nueve como suplente- y él devolvió la confianza con goles: lleva cuatro -es el máximo goleador del plantel- , incluídos uno en el clásico ante Gimnasia y otro ante Defensa y Justicia, en la última fecha .
Próximo partido
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A falta de tres partidos para el cierre del campeonato, Mateo podría ser el héroe que necesita Boca con algún gol. ¿O jugará un papel trascendental su sentimiento por el Millonario?
