EDITORIAL
"Jugar en el Barcelona no es para todo el mundo" afirma André Gomes en A Bola, donde también admite que "la temporada pasada hubo momentos en los que lo pasé bastante mal". Y esta temporada no tiene visos de mejorar, no en vano es el jugador con menos minutos de la plantilla del Barcelona, solo por delante de Thomas Vermaelen y Arda Turan, que todavía no han debutado en partido oficial a las órdenes de Ernesto Valverde. Costó 35 millones de euros -además de otros tantos en variables- y hoy es uno de los jugadores con menos aportación del equipo.
En este contexto, no deja de ser sorprendente que exista una cláusula según la cual el Valencia, su club de procedencia, ingresará otros 20 millones en caso de que gane el Balón de Oro. Porque se trata de un jugador que esta temporada solo ha sido titular en el Santiago Bernabéu, donde sustituyó al lesionado Andrés Iniesta y que desde entonces apenas ha disputado tres ratitos ante el Espanyol, el Girona y la Juventus, siempre como último cambio después de haber amarrado la victoria en todos los casos. De alguna forma, las decisiones de Valverde transmiten que no acaba de confiar del todo en él.
Deseo expreso de Luis Enrique Martínez, Valverde no tiene tan clara la polivalencia del portugués, y donde el año pasado ejercía de comodín en el extremo, en el interior y hasta en el mediocentro, hoy solo aspira a jugar como centrocampista. Casi siempre ha entrado en sustitución del capitán y en ataque Denis Suárez, otro jugador del que se espera que dé un paso al frente esta temporada, le ha tomado la delantera con buenos minutos ejerciendo de extremo izquierdo. Es una situación muy distinta a la que André había vivido toda su trayectoria profesional hasta fichar por el Barcelona.
Indiscutible en sus dos años en el Valencia, ni siquiera en sus inicios en el Estadio Da Luz había tenido tan poca presencia. Es poco probable que André sea titular mañana ante el Sporting de Lisboa. No ha regresado a Portugal para disputar un partido de clubes desde que abandonara el Benfica para seguir creciendo en Mestalla y estancarse, por lo menos de momento, en el Camp Nou. Si no hay sorpresas, mañana verá el partido contra el que fuera su rival ciudadano desde el banquillo.
