El camino del Manchester City para ganar su primera Liga de Campeones el año pasado en Estambul fue largo, arduo y plagado de interminables baches. No lograron salir de la fase de grupos en sus dos primeras temporadas en la máxima competición europea, y en la segunda no lograron ganar ni un solo partido y consiguieron sólo tres puntos, la cifra más baja alcanzada por cualquier club inglés.
Luego sufrieron eliminaciones sucesivas ante el Barcelona en octavos de final y se mostraron frustrantemente pasivos en su derrota en semifinales ante el Real Madrid en 2016. Hubo una humillación en forma de 5-1 en el global a manos del Liverpool en 2018, intercalada por eliminaciones ante Mónaco y Tottenham por los goles a domicilio.
Pero quizás 2020 fue la peor, ya que fueron derrotados por el Lyon en un cruce que molestó tanto a Pep Guardiola que estuvo a punto de renunciar. Más dolor les esperaba en la derrota final de 2021 ante el Chelsea en Oporto y la dura caída en semifinales ante el Real Madrid un año después, antes de que finalmente ganaran la competencia en el estadio Ataturk.
El City seguramente lo hizo de la manera más difícil y nadie podría decir que no merecía tener en sus manos el santo grial del fútbol de clubes. Pero después de esperar tanto tiempo por su primer triunfo y pensar que tal vez nunca lo lograrían, parece que hay poco en el camino para que Guardiola y su implacable equipo lleguen hasta el final otra vez.
La búsqueda del City para convertirse en el segundo equipo en retener el trofeo en la era de la Liga de Campeones comienza en serio con el partido de ida de octavos de final del martes en Copenhague, pero todas las señales apuntan a que llegarán hasta la final de Wembley en junio y levantarán el título. ¿Por qué?
