En un discurso de pretemporada ante la plantilla del Paris Saint-Germain, el presidente del club, Nasser Al-Khelaifi, expuso su mensaje para la nueva campaña. Habló del poder del entrenador, del orgullo de vestirse con los parisinos y de sus ganas de trabajar duro en los entrenamientos. Y afirmó: "El club es más grande que nadie aquí".
Eso era julio de 2023, y parecía ser una oportunidad para Kylian Mbappé, entonces en guerra abierta con los campeones franceses sobre el estado de su contrato después de informar al club que no extendería un año más su contrato. En aquel entonces, parecía poco probable que Mbappé, el último galáctico parisino que quedaba, jugara su fútbol en el Parque de los Príncipes para la temporada 2023-24.
Pero las cosas cambiaron. Mbappé llegó a un acuerdo con el club, prometió su lealtad para la próxima temporada y se reincorporó al equipo después de un mes en el exilio. Ahora, sin embargo, su salida está confirmada. Le dijo al club la semana pasada que desea dejar París al final de la campaña, y se han acelerado las conversaciones sobre su deseo de unirse al Real Madrid, con un contrato enorme prácticamente acordado con Los Blancos.
Las cosas, entonces, lucen sombrías para el PSG. Mbappé es un talento generacional, uno de los mejores del mundo y la cara del fútbol francés. Sería difícil presentar esto desde una perspectiva abrumadoramente positiva pero, sin embargo, se presenta una buena oportunidad.
Durante años, el club dirigido por Qatar Sports Investment ha buscado a las mayores estrellas del fútbol mundial: Zlatan Ibrahimovic, David Beckham, Neymar, Lionel Messi y el propio Mbappé. Todos esos nombres fueron traídos no sólo como vendedores de camisetas, sino también para formar la base de un equipo que exigía el éxito en la Liga de Campeones.
Ahora que se han ido, con Mbappé como salida final, el PSG puede reenfocarse. Se puede trabajar y abordar la Liga de Campeones de forma orgánica. Por primera vez en los últimos tiempos, los parisinos finalmente tienen la oportunidad de desarrollar sus propios 'Galácticos', en lugar de comprar superestrellas ya hechas en busca de gloria europea instantánea.
