A principios de abril, Antonio Rüdiger fue consultado en una rueda de prensa acerca de quién consideraba el jugador rival más difícil de defender. El entrevistador insistió en que seguramente debía ser Erling Haaland, el goleador noruego que arrasó en la Premier League la temporada pasada. Sin embargo, el central del Real Madrid desestimó esa noción.
"Haaland fue definitivamente uno de los más fuertes, pero si pudiera decir uno que fue muy duro, sería el Kun Agüero", respondió.
Los comentarios de Rüdiger, por supuesto, están justificados. Agüero era el atacante estrella del City en la era pre-Haaland, un delantero que anotó 260 goles para los actuales campeones de la Premier League, 184 de los cuales fueron en la liga inglesa (hasta la fecha, la máxima cifra para un futbolista extranjero en la historia de la competición). Pero Haaland, si se hace una proyección realista a un futuro no tan lejano, parece estar en otro nivel. Más grande, más fuerte y más rápido que el argentino, el noruego era el delantero que nadie podía descifrar cómo parar.
Hasta que se cruzó Rüdiger en su camino.
El central alemán anuló al goleador del City en el primer partido de la semifinal de la Champions League de 2023 entre Madrid y City. Y repitió la hazaña la semana pasada, en la ida de los cuartos de final de la actual edición de la competición europea. Los comentarios del jugador del Real Madrid podrían haber sido interpretados como irrespetuosos o injustificados, pero la prueba de sus dichos quedó evidenciada dentro del campo de juego.
El Madrid ha encontrado el terror de Haaland y si Rudiger puede repetir en el Etihad Stadium lo que ya hizo dos veces en el Santiago Bernabéu, entonces el club blanco tendría una base desde la cual construir su ilusión de meterse en semifinales de la Liga de Campeones por cuarta temporada consecutiva.
