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Lionel Messi Barcelona 2018-19

El Camp Nou exculpa a Messi


EDITORIAL

Leo Messi no se toca. Así vive desde hace lustros el Barcelona, que no le discute nada a su estrella porque le ve como el mayor responsable de que en los últimos quince años el club azulgrana haya escrito las páginas más gloriosas de su historia. Ni siquiera el naufragio en Anfield que dio con el cuerpo del Barcelona fuera de la Champions League el pasado martes tras dejarse remontar el 3 a 0 que cosechó en la ida de las semifinales ha comprometido la relación de la grada del Camp Nou con el rosarino. Especialmente porque, a diferencia de lo que pasó un año antes en Roma, esta vez Messi sí dio la cara con el balón en juego.

Ello no fue suficiente, no obstante, para batir a un Liverpool con mucha, muchísima, más determinación que un equipo catalán al que se le aparecieron los fantasmas de cada eliminación europea de los últimos años, de Turín a Liverpool pasando por Roma, sin olvidar el rapapolvo en el Parque de los Príncipes a pesar de que luego el equipo lograra resarcirse de la goleada en París. Precisamente porque el Barcelona no olvida ni lo malo ni lo bueno el público barcelonista entendió que a Messi poco se le podía discutir visto lo visto en Anfield.

Suyas fueron las mejores y más claras ocasiones del Barcelona a domicilio del Liverpool y lo mismo sucedió ante el Getafe en el último partido que acogió el Camp Nou en la presente temporada. El escaso público asistente no quiso hacer sangre y apenas señaló inicialmente a Philippe Coutinho, que aglutinó la mayoría de pitos y abucheos de la afición, también con el balón en juego, pero también hubo reproches a Sergio Busquets, que no paró de perder balones en el tramo inicial de la visita del equipo madrileño.

La intrascendencia del brasileño, el jugador más caro de la historia del Barcelona, y la falta de consistencia del cerrojo del equipo durante la última década fueron los elementos más discutidos de una afición que tiene muy claro que a Messi cabe reprocharle más bien poco. Ni siquiera que, como primer capitán, no acudiera a saludar a los aficionados que acompañaron al equipo en Anfield tras la debacle. Por lo menos vio puerta ante el Getafe para forzar el autogol del rival en el 2 a 0 definitivo y recordarle a todo el mundo que sin él la vida sería mucho peor.

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