Toda historia fundacional tiene un condimento romántico. Ésta se remonta a Suiza, con el nacimiento de Hans-Max Gamper Haessig. Hans nació en Zúrich un 22 de noviembre de 1877, vivió en Lyon durante su adolescencia y en 1899 se estableció en la capital catalana. Allí, un 29 de noviembre -una semana después de su cumpleaños- fundó el FC Barcelona.
A Gamper, la Ciudad Condal lo enamoró. Tanto así, que adoptó el nombre de Joan. Era un deportista nato: jugaba al rugby, hacía natación y se destacaba como ciclista. Su pasión, sin embargo, era el fútbol. Fue capitán del Basel y uno de los delanteros estrella del ya extinto FC Excelsior, que luego unificó con otros para originar el FC Zurich. En el Barça jugó desde su fundación hasta 1904. Disputó 51 partidos y convirtió la envidiable cifra de 120 goles. Un promedio que, hoy en día, es prácticamente inigualable.
En 1908, asumió por primera vez la presidencia. Tenía solamente 31 años. Luego, la volvió a ocupar en 1910, en 1917, en 1921 y en 1924. Tal vez haya sido su pasado polideportivo o simplemente su ambición, pero fue durante aquella época que inculcó que el club debía ser más que un club. Y es que su legado pasó por darle lugar a todas las disciplinas.
Joan era un ferviente adepto de una causa que aún hoy sigue en discusión: el nacionalismo catalán. A fines de 1925, la dictadura de Miguel Primo de Rivera intervino la institución, cesó a toda su junta directiva y lo exilió. Le permitieron volver tiempo después, pero con una condición: no podía acercarse a la entidad que había fundado, en la que había jugado y que había presidido. El 30 de julio de 1930 se suicidó.