OPINIÓN
Alguna vez habrán oído que el mejor desprecio es no hacer aprecio. Es algo que debe tener en cuenta el público del Camp Nou cuando el sábado por la noche reciba al Atlético de Madrid y a su estrella, Antoine Griezmann. Será la primera vez que el delantero francés pise el feudo barcelonista después del polémico vídeo de La Decisión en el que tomaba al Barcelona por el pito de sereno al anunciar a través de un homenaje a si mismo en vídeo, un nuevo formato que trasciende el documental, que desestimaba la oferta del club catalán para seguir en el Atlético.
La decisión es legítima y respetable, solo faltaría. Las formas, no obstante, son muy mejorables. Sin embargo, ni el Barcelona ni su afición pueden obsesionarse con eso porque la visita del cuadro colchonero es lo suficientemente importante como para evitar que el recuerdo de lo que pasó con Griezmann impida centrarse en un partido que puede dejar encarrilada la Liga a favor del Barcelona.
Porque en el partido de hoy no están en juego solo tres puntos. Si acaso son seis, los tres que sumaría el Barcelona en caso de victoria y los tres que dejaría de sumar su más inmediato perseguidor. Pero ojo que a los hombres de Ernesto Valverde les puede pasar justo lo contrario por poco que se despisten, y volver a abrir la Liga en el tramo final después de haberla dominado con autoridad durante tanto tiempo no conviene a nadie. Así que lo mejor es olvidarse del Griezmann vacilón y centrarse en el que vendrá rodeado de jugadores de calidad dispuestos a fastidiarle el título al Barcelona. Eso es lo único que importa hoy.