Fin de ciclo . Esas tres palabras son las que más se repiten desde el domingo en Boca . Fin de ciclo. De los más experimentados miembros del plantel, caras de una nueva derrota ante River. De los no tan experimentados, pero que ya llevan varios años en el club y también cargan con la misma cruz. De los que vencen sus contratos. De los que no tuvieron lugar. Pero el fin de ciclo que más se exigió fue el de Guillermo Barros Schelotto, técnico que quedará en los libros como el conductor del equipo que perdió la final de la Copa Libertadores ante el eterno rival.
LOS CINCO PEORES ERRORES DE LA ERA GUILLERMO
Si de números se trata, el Dios del fútbol moderno, difícilmente se pueda contrastar haber perdido dos títulos con River en un mismo año, porque además de la caída en Madrid, fue derrotado en Mendoza en la Supercopa Argentina. Sin embargo, ¿cuán injusto es hablar del cierre de una etapa tras alcanzar una instancia decisiva después de seis años? ¿O de ser bicampeón del fútbol argentino? ¿O de estar más de 600 días liderando el campeonato local? Vaya paradoja, al Mellizo lo condenó lo mismo que lo sostuvo en el cargo: los resultados.
¿Por qué no le renovarán?
- Porque hay derrotas que obligan a generar cambios para descomprimir. Y como cabeza, siempre el primer responsable es el entrenador.
- Por el propio desgaste de una persona que está hace más de dos años en el club y que, a pesar de los resultados obtenidos, nunca terminó de convencer desde lo futbolístico por los nombres que tuvo.
- Porque ya logró todo lo que podía lograr: ¿qué le quedaría por jugar, más allá de la revancha en la Libertadores?
- Porque la alta vara que debe alcanzar no solo se pone con las exigencias de los de adentro, sino con las de los de afuera. Y, especialmente, se compara con la de la vereda de enfrente. Y, allí, ha fallado.
- Porque pifió en el armado del plantel: trajo jerarquía, pero superpobló zonas de la cancha y dejó huérfanas otras. Y esa falta de recambio fue lo que le terminó pasando factura en el cierre del año.
