Lionel Messi Argentina Rusia 11112017MLADEN ANTONOV/AFP/Getty Images

Messi sigue en la búsqueda de un socio

En los 12 años que lleva como jugador de la Selección argentina, Lionel Messi nunca encontró en el combinado nacional un Sergio Busquets que sepa cuándo y dónde dejarle la pelota, un Andrés Iniesta que lo entienda a la hora de cambiar el ritmo o un Luis Suárez que sepa cuándo picarle al vacío y cuándo serle un pivot para la descarga rápida. Los jugadores con los que el Diez históricamente mejor se entendió hoy no están en la Albiceleste (con Fernando Gago como el mejor ejemplo) y el rosarino sigue en la búsqueda de un compinche que, en Rusia, otra vez no encontró.

En Luzhniki, Jorge Sampaoli probó con Giovani Lo Celso, un debutante absoluto, como la segunda guitarra de Leo. Pero la apuesta no resultó: el hombre de PSG y Messi prácticamente no se encontraron nunca durante los casi 60 minutos en que compartieron la cancha. El ex Rosario Central jugó mucho más retrasado que el Diez y apenas recibió dos pelotas por parte del capitán, mientras que él sólo le entregó cuatro. 

El futbolista con el que más se asoció el rosarino durante el encuentro fue su compañero en Barcelona, Javier Mascherano: Leo le dio 13 pases al Jefecito, más que a cualquier otro compañero, mientras que recibió 25 de su parte, la cifra más alta entre dos futbolistas de la Albiceleste en el encuentro. El tercero en cuanto a la recepción de pases de los pies del Diez en tanto, fue Nicolás Otamendi, con siete. Es decir que, contra Rusia, Messi tuvo que tocar demasiadas veces hacia atrás, para los defensores.

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El segundo compañero con el que más jugó el capitán fue Enzo Pérez, a quien le dio 9 pases y del que recibió 18. Esa sociedad, que funcionó bien en más de una ocasión (con el partido en Ecuador por las Eliminatorias como ejemplo más reciente), es una de las puntas de las que puede agarrarse Sampaoli para construir alrededor del mejor del mundo, aunque está claro que el DT deberá seguir trabajando para encontrar un delantero que termine de acoplarse al juego de Messi: Sergio Agüero, que volvió a tener su chance y no la desaprovechó desde lo personal, dejó en claro una vez más que su amistad fuera de la cancha con Leo no termina de traducirse al campo de juego.

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