EDITORIAL
El Barcelona sabe lo que quiere pero no cómo conseguirlo. A la espera de ingresar al menos 50 millones de euros para cuadrar los balances antes del próximo 30 de junio, cuando cierra el ejercicio financiero, ya ha empezado a gastarse los 60 millones de euros con los que parte cada verano para ir al mercado y a los que añade las ventas que se produzcan a partir del 1 de julio. Sin embargo, la necesidad aprieta a un club que quiere insistir en el fichaje de Neymar Da Silva y que ve en Lautaro Martínez el sustituto natural de Luis Suárez.
El problema es que el coste de ambas operaciones supera los 300 millones y el Barcelona solo tiene 22. Son los que le quedan tras fichar a Francisco Trincao por 31 millones y a Matheus Fernandes por 7, que pueden ser 10 en función de variables. Sin contar todavía los posibles bonus del brasileño, el Barcelona ya sabe que el 1 de julio su presupuesto no será de 60 sino de 22 millones de euros y que si quiere acometer las operaciones de Neymar y Lautaro con las más mínimas garantías ya sabe que necesitará, por lo menos 300 millones de euros.
En el caso de Lautaro su cláusula será de 111 millones de euros entre el 1 y el 15 de julio mientras que Neymar no tiene, aunque el próximo verano estará amparado por una normativa de la FIFA que fija el precio de jugadores sin cláusula que no han firmado renovación alguna durante tres años, como es su caso. Se especula con que su precio rondaría los 170 millones de euros, que se sumarían a lo que cuesta el argentino.
Son precios hoy inalcanzabes pues es evidente que la tesorería azulgrana no está para grandes trotes. Todavía no ha satisfecho el presupuesto de la presente temporada en cuanto a ventas y ya ha empezado a gastarse el de la siguiente, que dependerá de lo que saque por Philippe Coutinho, Ivan Rakitic y Arturo Vidal, entre otros jugadores, para aspirar a los objetivos de mercado que se ha fijado. La situación, en todo caso, es límite.
