Arturo Vidal nuevamente fue suplente en un Clásico español, partido en el que la temporada pasada se hizo notar tanto en casa como a domicilio y no quiso ser menos que ninguno con números que lo avalan. Pero el compromiso acabó sin goles y de conclusiones positivas hay poco que rescatar. El King fue una de ellas.
Valverde lo envió a la cancha a los 55 minutos por un Nélson Semedo que estaba chocándose en demasía con Sergi Roberto, que habitualmente ejecuta su exacto rol pero que fue destinado a reforzar la medular de Rakitic y Frenkie en la primera hora de juego.
Txingurri, así, corrigió su 'error' y le otorgó lógica al centro del campo con un guerrero, que casi lamenta que una de sus barridas acabase con un gol de Real Madrid, pues ese balón disputado lo capturó Fede Valverde.
Ni Barcelona, ni Madrid ni el Tsunami: Nadie cumplió su amenaza
En su siempre recorrido camino por encontrar el arco rival, esta vez defendido por Courtois, se ubicó como falso 9 en una acción ofensiva que nadie quería cerrar. A Vidal le llegaron dos balones mientras se ubicaba como eje justo por fuera del área y, tras recibir de Messi, cedió para Luis Suárez que perdió su oportunidad de anotar un primer gol que nunca llegó.
Con el estadio en silencio, Arturo animó a la gente con sus brazos y se llevó los aplausos del Camp Nou. Y todavía le quedaba una intervención más, por la diestra. Rakitic lo encontró picando por la banda y este generó una transición defensa - ataque que culminó con un cambio de frente para Ansu Fati y otro yerro en la finalización de parte de Suárez.
Una vez más Vidal se quedó con las ganas de minutos, pero aportó en el desmarque, fue una opción de pase confiable (solo erró una entrega entre 18 intentos) y estableció un mediocampo más seguro y con más variantes. Contagió a los blaugranas. Solo faltó el 1-0... y la hinchada lamentó una ocasión perdida para sacarle algún cuerpo de ventaja a su archirrival eterno y en la carrera por levantar LaLiga.




