ANÁLISIS
Al fin Quique Setién les tiene a los dos a disposición. Han pasado ciento cincuenta días desde que el cántabro asumiera poderes como nuevo entrenador del Barcelona pero no será hasta este sábado que el técnico no habrá podido contar con Leo Messi y Luis Suárez, sus dos hombres más fiables de cara al gol, juntos en un partido oficial. Entre los dos se reparten la friolera de 455 tantos desde que el uruguayo debutara ante el Real Madrid el 25 de octubre de 2014.
Ante este dato es fácil concluir que si a alguien le ha venido bien el parón para frenar la expansión del coronavirus ese ha sido el Barcelona, que le diagnosticó a Suárez una recuperación de cuatro meses cuando fue intervenido de la rodilla en enero, y que finalmente podrá reaparecer para ayudar al equipo a mantener el liderato en los once partidos restantes y en las eliminatorias de la Champions League una vez queden establecidas las fechas de su regreso en agosto.
El Barcelona recupera el olfato perdido
Sin Suárez el equipo había perdido poder anotador y capacidad de respuesta ante las estocadas rivales, no en vano desde que Setién tomó el mando su equipo siempre que ha ganado lo ha hecho por la mínima salvo en dos ocasiones que goleó. Con su regreso Suárez permitirá al Barcelona deslocalizar la responsabilidad de marcar que hasta ahora se concentraba en Messi y permitirá al rosarino seguir pisando la zona de construcción para aportar ideas.
Messi y Suárez, asistentes personales el uno del otro
Lo cierto es que el regreso del uruguayo es una buena noticia para todos pero especialmente para Messi. En este equipo nadie le ha dado más asistencias que Luis Suárez y lo mismo vale para Messi, nadie le ha alimentado como lo ha hecho el uruguayo. Messi ha marcado 264 goles desde que Luis Suárez es jugador del Barcelona de los cuales 46 han sido a pase del uruguayo. A su vez, el charrúa ha transformado 191 redes de las que 35 han venido precedidas por un pase de Messi.
Dicho de otro modo, casi el veinte por ciento de los goles que ambos marcan son a pase del otro, de ahí que al Barcelona le haya costado vivir sin Suárez, algo que sólo ha sufrido durante el mes que pasó entre la lesión del delantero y el cierre del fútbol. El confinamiento, pues, le ha evitado al Barcelona tres meses de vida sin su nueve titular, además primer lugarteniente de Messi y el único capaz de asumir su responsabilidad goleadora. Y Setién se frota por primera vez las manos por ello.
