Goal
¿Qué ocurre cuando el propio estadio es más espectacular que cualquier golazo que se marque en él? Eso es lo que deben preguntarse los jugadores cuando pisan el Estadio Municipal de Braga, la casa del Sporting de Braga, para muchos el cuarto gran equipo de Portugal tras el podio de Benfica, Porto y Sporting.
Estamos hablando de un estadio único. El propio Barack Obama lo elogió en la entrega del premio Pritzker de 2011, el considerado "Nobel de la arquitectura". Quien fue galardonado con el Balón de Oro del gremio fue su autor, el arquitecto luso Eduardo Souta de Moura (1952).
¿Y qué tiene de especial? Para empezar que está ubicado en una cantera abandonada, ocupando la ladera norte del Monte Castro. Solo tiene dos gradas laterales, una sobre el acantilado y la otra soportada por pantallas de hormigón. Ambas están unidas mediante cables de acero, inspirado en los puentes suspendidos indígenas de Sudamérica.
En la parte superior e inferior no hay gradas, lo que deja unas vistas espectaculares. A un lado la propia cantera, que hace que el espacio sea todavía más envolvente, mientras que al otro lado se puede contemplar el valle con la ciudad al fondo. La simbiosis perfecta entre estructura y paisaje que representa las inquietudes por las que es reconocido Souto de Moura.
Una estructura singular, pensada como un escenario de teatro antiguo que coexiste a la perfección con el entorno. Un anfiteatro griego integrado en la montaña que no fue diseñado para ver una representación de La Ilíada , sino para albergar combates entre los gladiadores contemporáneos en la Eurocopa de 2004. Tiene una capacidad aproximada de 30.000 espectadores.
Aunque el próximo premio Puskas se marcase en ese campo, estoy seguro que cualquier futbolista tendría celos de que el estadio sea más impresionante que su tanto.