Gerard Pique Barcelona 2019-20Getty Images

Vibrar y competir


EDITORIAL

El fútbol, por lo menos como lo entiende este juntaletras, trata sobre vibrar y competir. Y eso, por lo menos una vez esta temporada lejos del Camp Nou, lo cumplió con creces el Barcelona. Sin embargo no fue suficiente para superar al Atlético de Madrid. Ni siquiera contar con la mejor versión de Leo Messi le alcanza al Barcelona para competir de tú a tú en partidos a cara de perro como el que no fue capaz de asegurar en el King Abullah de Jeddah, un estadio que invocó los fantasmas de Roma y Anfield. Otra vez. Pero en esta ocasión era en competición doméstica.

Basta ver la secuencia de fallos pueriles en el tercer gol del Atlético para entender que el problema, si lo hay, no se puede simplificar señalando a Ernesto Valverde pues son los jugadores los que dan muestras de estar cansados de si mismos tras casi tres lustros inolvidables. Pero lo cierto es que hoy solo hay dos menores de veintiséis años en el once tipo -De Jong y Lenglet- y cuatro pesos pesados -Messi, Suárez, Piqué y Busquets- superan los treinta. El banquillo sigue sin apretar a los titulares y solo el fenómeno Ansu Fati, con permiso del centrocampista holandés y del incombustible Messi, genera la más mínima ilusión.

Solo queda pensar que el Barcelona perdió un título secundario pero recuperó sensaciones según reconoció el propio Messi. El rosarino, auténtico denominador común de los tres lustros prodigiosos del club catalán, sabe mejor que nadie que al equipo solo le irá bien de una forma e igual que lamentó la derrota también celebró haber recuperado cosas que hacía tiempo que no se veían. Porque por mucho que se compita y se vibre, solo siendo coherente con uno mismo se puede aspirar a lo máximo. Así que al Barcelona no le queda otra. O logra que lo de la Supercopa sea un punto de inflexión o lo de Roma y Anfield quedarán como dos avisos de lo que puede pasar al final de esta temporada.

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