
Las aguas siguen muy revueltas en Valencia. El clamor de la afición contra la propiedad comienza a convertirse en hastío, fruto del devenir del equipo, que nada en la más absoluta mediocridad desde hace un par de años. Desde que Peter Lim se puso el mundo por montera y decidió prescindir de Marcelino García Toral y Mateu Alemany, el club ha sufrido una involución digna de analizar. Convirtieron a un equipo campeón en otro que lucha por eludir el descenso. De aquellos polvos, estos lodos.
El Valencia viene de realizar una de las peores campañas de su historia, pero eso no parece que haga saltar las alarmas en la planta noble de Mestalla. Clasificado en el puesto número 13 la temporada pasada y tras ver como hace un año se vendía o regalaba a los mejores activos del club, las cosas parecen que no han cambiado mucho en el equipo de la capital del Turia. El mercado de fichajes del verano de 2020 terminó sin una sola incorporación y con la venta de los mejores jugadores de la entidad. Aquel verano fueron tomando la puerta de salida hombres como Parejo, Coquelin, Ferran Torres, Rodrigo Moreno o meses más tarde Geoffrey Kondgobia. En su lugar no vino nadie y hubo que esperar al mes de enero para fichar a tres descartes de otros equipos como Cutrone, Oliva y Ferro.
La situación en cuanto a salidas no pinta tan trágica como hace un año, pero solamente por el mero hecho de que los activos del Valencia cada vez son menos y no llaman a la puerta del club. Aún así, todos están en el mercado y cualquier oferta por los Gayà, Carlos Soler, Guedes o Maxi Gómez sería escuchada. Donde hay similitudes es en el aspecto de altas, no ya por el número pero seguramente sí por el nivel. De momento ha llegado Omar Alderete, central cedido procedente del Hertha de Berlin, donde alternaba titularidad con suplencia. El otro fichaje hasta la fecha es Giorgi Mamardashvili, guardameta georgiano que llega para el filial y que está siendo una de las sensaciones en esta pretemporada. Dos refuerzos a todas luces insuficientes.
Que el Valencia necesita media docena de refuerzos de calidad es algo que ni se debería debatir. Y sacar del equipo a otra media docena que no tienen nivel, también. La búsqueda de un mediocentro es un buen ejemplo de lo que pasa ahora mismo en la dirección deportiva. Se comenzó hablando de Mauro Arambarri, para posteriormente interesarse por Jefferson Lerma, ya que el precio del centrocampista del Getafe era prohibitivo. Los últimos nombres que han salido a la palestra son los de Yan Eteki y James Lea Siliki, un camerunés del Rennes. A cada día que pasa, el nombre que suena para el equipo es de un nivel más bajo. Es obvio que para fichar jugadores de nivel debes realizar una inversión, y eso es algo a lo que Peter Lim no está dispuesto. Veremos qué le traen finalmente a Bordalás para el mediocentro.
El Valencia ha pasado de malgastar todo el dinero que podía y más, a directamente no invertir absolutamente nada. Entre medias, una buena gestión de Mateu Alemany y Pablo longoria, con fichajes también fallidos, como pasa en toda casa de vecino. El Valencia ya tuvo un aviso muy serio la pasada temporada, donde coqueteó con el descenso gran parte de la misma. Cuidado, porque cuando tropezar en la misma piedra varias veces es tu mayor arte, las cosas siempre pueden ir a peor.


