SimeoneGetty Images

Techo y suelo: Simeone y los 'haters'

Ningún atlético de bien está en Neptuno. No hay nada que celebrar. El equipo consiguió su objetivo mínimo, entrar en Champions. Es su obligación. Por presupuesto, potencial y masa social. El equipo no estuvo a la altura de las expectativas y alcanzó la orilla en una temporada convulsa, la más dura desde la llegada de Simeone. El camino, una carrera de obstáculos: Mala planificación, escasa regularidad, relajación imperdonable de la plantilla, sangría de goles en contra, decisiones equivocadas del entrenador, un puñado de partidos infames, una plaga de lesiones (llegó a tener más lesiones que puntos) y sanciones, salpimentadas de puntuales pellizcos de mala fortuna y algunas actuaciones arbitrales de frenopático. Han sido demasiados errores y por fortuna, la factura a pagar no ha sido la que querían cobrar los que llevan años deseando que el Atleti vuelva a instalarse en la mediocridad. Dicen por ahí que Dios es del Madrid, pero si es así, la verdad es que aprieta, pero no ahoga.

La temporada, aunque se mire desde el lado más soleado de la realidad, no es buena. Y sin embargo, tan cierto es que el Atlético ha estado a años luz de lo que se le pide - pelear los títulos, no ganarlos-, como que no se ha desplomado cuando tenía todos los síntomas de un equipo enfermo que hacía felices a sus ‘haters’. Que, dicho sea de paso, no paran de crecer. A los habituales telepredicadores mediáticos, los niños-rata de las redes sociales y la peña del minuto 80, ahora se les han unido los atléticos de Vichy, los acosadores anónimos que vilipendian jugadores, los francotiradores de Twitter y los que quieren poner a Simeone en la frontera, nostálgicos de la Intertoto. Este año, las cosas como son, los ‘haters’ han disfrutado lo que no está en los escritos, se han puesto las botas y aunque seguirán teniendo el contenedor de bilis hasta los topes, tendrán que seguir esperando al Cholo, otro año más, con la recortada a la vuelta de la esquina. Van diez.

Con su victoria en Elche, el Atlético de Madrid se aseguró estar en Champions por décima temporada consecutiva. Antes de la llegada del Cholo, el club se había clasificado siete veces para Champions en 109 años. A un lado, “Cholo cagón, Cholo dimisión, Cholo fin de ciclo, Cholo vete ya y Cholo cobra mucho”. Al otro, el dato que mata el relato. Todas las temporadas completas del Cholo al mando del equipo han acabado con el Atlético de Madrid entre los tres primeros, que es la realidad de un club que es rico respecto a 17 clubes y pobre respecto a otros dos que le superan en presupuesto. Con Simeone, el Atleti ha sido estos años dos veces campeón (2013-14 y 2020-21), otras dos segundo (2017-18 y 2018-19) y cinco tercero (2012-13, 2014-15, 2015-16, 2016-17 y 2019-20). Si gana al Sevilla la próxima jornada, volverá a ser tercero. Fácil de decir, difícil de hacer. 

En un mal curso, lejos de lo que se pedía, el Atleti ha quedado lejos de explorar su techo, pero ha alicatado su suelo. Tocó fondo y se levantó. A trancas y barrancas, pero no se dejó ir.  Nada para celebrar, pero suficiente para respirar. El club se jugaba, además del prestigio, su sostenibilidad económica, poder seguir pagando los salarios que paga. Ahora tendrá manos libres para reflexionar, hacer “limpia”, reconstruirse, planificar mejor, encontrar las herramientas que el entrenador necesita y volver a ser lo que nunca debe dejar de ser, por muy fuerte que sea la tentación: un equipo incómodo, molesto, que pelea siempre y que es una china en el zapato para sus rivales. Lo del cromo caro no funciona. Hay que volver a las esencias, recomponerse, trabajar más y marcar una línea de exigencia aún más dura. Se puede. Este ha sido un año duro para el club, para Simeone, para el vestuario y sobre todo, para la afición. Toca reflexionar, resetear y mejorar. Volver a creer que el esfuerzo no se negocia y encontrar mecanismos para crecer. Ni el cholista más radical podría sostener que esta ha sido una buena temporada. No lo ha sido. Se ha decepcionado, se ha sufrido y se ha pasado mal. Y sin embargo, el peor año con Simeone se cerrará en Champions. Quizá ese es el crimen intolerable del Cholo en el Atleti: su peor suelo es mejor que el techo del resto. Los ‘haters’ seguirán ahí. Un año más. Ánimo. Simeone también seguirá. Como el Atleti.

Rubén Uría

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