PERFIL
16 años y 157 días tenía Martin Odegaard cuando firmó el debut más precoz en la historia del Real Madrid. Un récord más que notable. Claro que, hablando de niños prodigio, ahí estaba Sergio Díaz —refuerzo del América para el Guardianes 2020— también, quien a esas mismas alturas de su vida no sólo ya había debutado sino que también había anotado en la máxima categoría de Paraguay de la mano de Cerro Porteño.
Ambos figuraron en la edición 2017 de los mejores jóvenes del mundo que elabora Goal anualmente. El Kun paraguayo era en teoría el heredero con suficiencia de los galones mediáticos y futbolísticos que había dejado el noruego en el filial.
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Pintaba para figura del cuadro Blanco en la Segunda B. Saboreó las mieles del gol tanto en la liga paraguaya como en la Copa Libertadores, pese a contar con apenas 18 años. Gracias a esas actuaciones, el Real Madrid estuvo siguiéndole durante diez meses mientras jugaba en Cerro.
Pero fue en la primavera, tras la disputa del Torneo Esperanzas de Toulon (en Francia) con la Sub 20 de Paraguay, cuando el club definitivamente se decidió a pagar los 5 millones de euros que harían aterrizar en la capital española al jugador revelación de aquel torneo internacional, además de una de las sensaciones más rutilantes del fútbol paraguayo en años. Potencia, habilidad y mucho gol en un delantero de talla baja pero de alta proyección mundial.
Nada más llegar a Madrid, y sin que estuviera en ningún punto especificado por contrato, a Sergio Díaz le esperaba la gira por Estados Unidos con el primer equipo. Sin casi tiempo para amoldarse al cambio, el examen más duro de todos. Sin embargo, pronto le hicieron sentirse como en casa. Especialmente, Lucas Vázquez y Álvaro Morata, que hicieron el viaje con él desde Madrid hasta Canadá, procedentes de la Euro con España.
Las fotos en redes sociales entonces evidenciaban un buen rollo, pero fuentes cercanas contaron a Goal que detrás de las cámaras el ambiente fue todavía mejor, desde la misma residencia en Valdebebas hasta el destino. Aunquera eran 'rivales' de posición de Sergio por un puesto de titular, aquel día fueron los padrinos del apodado Kun. Eso fue una inyección de moral para el joven recién llegado, a fin de desarrollar su fútbol sintiéndose como en el hogar.
Durante ese tour debutó el 30 de julio ante el Chelsea incluso. Más allá de fechas y efemérides, aquella pretemporada sirvió para que Díaz pusiera las bases firmes durante su etapa en el Real Madrid. Para el delantero consistió un sueño hecho realidad compartir de pronto su vida con los Zidane, Florentino Pérez y demás estrellas del Real Madrid. “Estaba alucinando a cada momento”, contó. Mas supo sobreponerse al shock inicial con una madurez casi impropia. Institución y jugador quedaron más que satisfechos de la experiencia, y tras ello, se puso manos a la obra para facilitar su integración al Castilla.
Resultó muy bien acogido en el vestuario por su profesionalidad y actitud cercana, reservada y humilde. Ayudado por el idioma y las costumbres, su objetivo lucía innegable: llegar al primer equipo algún día cercano como siempre soñó. Su camino, lo tenía claro: seguir luchando en el filial, aprendiendo del club, del otrora técnico Santiago Solari –con el que existía una buena relación-, y sus compañeros.
Al término de la 2016-17 salió al margen de que sí contaba para Solari. No gozó de oportunidades en la plantilla de honor porque, como muchos otros que desfilan por el B, incluyendo a los foráneos, no encuentran un cupo debido a la alta competencia. En su puesto, ni más ni menos que versus Morata, Cristiano Ronaldo, Karim Benzema o Gareth Bale.
Igualmente resultó presa de la mala suerte porque cuando el Indiecito reemplazó a Zidane en el banquillo, ya estaba fuera de la institución. Primero lo prestaron al Lugo, de la Segunda, y luego lo transfirieron al Corinthians antes de volver a la escuadra de sus amores hasta que recibió la llamada de la Liga MX.
Su carrera estuvo a punto de truncarse
No siempre las tuvo consigo. Cuentan fuentes cercanas es un enfermo del fútbol. Eso sí, lejos de las historias de los ‘chicos de barrio’, este paraguayo del Reducto en San Lorenzo logró contar con una formación ‘académica’, bajo el abrigo de diversos clubes de fútbol. Primero, la escuela de fútbol de Tacuary, con la que destacaba en torneos ya desde los 8-9 años. Y a los 10 años, desde las categorías inferiores de Cerro Porteño. Asiduamente acompañado por su amplia familia y, en concreto, sus padres, que eran quienes le llevaban y traían siempre a los entrenamientos y compromisos.
Sergio Díaz no procede de una familia de futbolistas. Su madre Miguela era ama de casa, y su padre Inocencio trabajaba en una empresa de transportes. Su hermano también es futbolista y posee un sobrino que ya está en las inferiores de Cerro. Por lo visto, una familia muy unida.
De ahí que la carrera de Sergio estuviera a punto de truncarse cuando los padres estuvieron a punto de emigrar a Argentina por motivos laborales, trasladándose así a toda su familia con ellos. Una repentina oportunidad laboral les permitió a última hora quedarse y que de esa forma continuara su carrera ahí.
Por aquel entonces, no estaba claro si ya se le conocía como el Kun paraguayo. El mote se lo pusieron sus propios compañeros en la academia de Cerro, a los 15 años, por sus similitudes físicas con Agüero, quien además es el ídolo de niño de Díaz. Lo que sí estaba claro era que Sergio ya apuntaba muchas maneras en el fútbol. Como acabó demostrando allí en Paraguay. Y ahora querrá dar de de ello en México.