La Selección mexicana empató 1-1 contra Canadá, en uno de los partidos más emotivos que ha ofrecido la Eliminatoria de la Concacaf en últimos tiempos, gracias a la postura valiente del visitante y un Tricolor que pese a mostrar un funcionamiento decente, no logró concretar las ocasiones.
De nueva cuenta el Estadio Azteca está representando una presión innecesaria para el combinado Azteca, pareciendo un flashback de lo que ocurrió en Brasil 2014, cuando los resultados no favorecían y la tensión iba en aumento. En el camino a Qatar se suma un triunfo (de último minuto), un empate y muchas dudas.
Para los espectadores, este cotejo resultó en un espectáculo pocas veces visto dentro de la zona. Dos propuestas ofensivas, un cotejo con llegadas en ámbas porterías, dos cuadros que dominaban su idea y futbolistas con una gran técnica individual. Fuera del resultado, el partido no defraudó.
Tata Martino pudo volver a colocar a su tridente ideal con Lozano, Tecatito y Jiménez. A destacar la actuación del Chucky, resistiendo faltas y permanentemente protagonista; por su parte, Herrera fungió como el orquestador del medioterreno, Jorge Sánchez cada vez se ve mejor y Memo Ochoa fue factor importante para no perder la contienda.
Por su parte, Canadá podrá ser una gran ejemplo para los próximos cuadros que lleguen al Estadio Azteca. Con una propuesta poco especulativa que pise ámbas áreas, un juego dinámico y proponiendo desequilibrio en zona ofensiva, se puede poner a temblar a la Selección mexicana.
En el presupuesto, el resultado de nueva cuenta no es bueno para los dirigidos por Martino, que se fueron de la cancha entre abucheos de un público que en un par de ocasiones, repitió el tan reprobable grito homofóbico. Hoy sin lugar a dudas, nadie estuvo a la altura de esta gran noche.