La accidentada expulsión de Diego Braghieri, el capitán del Ciclón, rompió los resguardos del Universidad de Chile - San Lorenzo. La U comenzó a salir, a sabiendas de la superioridad numérica y la posibilidad de sobrar en zonas claves. Pero como fue la dinámica toda la noche, el real peligro llegó desde los balones detenidos y no del trámite futbolístico. Ambos celebraron en ese cierre aventurado aunque el gigante argentino quedó mejor aspectado para la vuelta en Bajo Flores de 7 días mirando hacia adelante.
De un comienzo los Cuervos se evidenciaron a la vez peligrosos y firmes. Con Gordillo controlaban el medio hasta que el colombiano se contracturó, con Franco Di Santo mantenían ocupados a los centrales azules y entre Juan Ramírez, Marcelo Herrera y Julián Palacios estaba la producción impetuosa desde lo físico. Sin poder concretar se acercó por el juego aéreo en el arranque del complemento y se diluyó arriba con la roja de su capitán, que pisoteó a Larrivey y provocó la más insólita acción de la noche ñuñoína: Raphael Claus estimó roja hasta que vio la herida en el pie del artillero laico. Dabove tuvo que innovar con el 4-4-1 frente a la creatividad de Marcelo Cañete en su esplendor.
Ángelo Henríquez marcó con un testazo alimentado por la pegada brillante de Cañete desde la orilla, y tras un pestañeo Di Santo finiquitó el tiro libre de Gabriel Rojas que la metió al área y que bajó entre 2 con su cabeza Federico Gattoni, llamado ante la emergencia de la falta de centrales. Devecchi embolsó la volea de Augusto Barrios en el minuto 96 y el gol en Chile lo sacó con más tranquilidad a San Lorenzo que al León que necesita llegar al gol en Buenos Aires para avanzar en la Copa Libertadores.
