Análisis aparte de si el nivel es bueno o a la baja, nadie puede dudar que el campeonato argentino es uno de los más parejos del mundo. Para muestra basta un botón: en el transcurso de la quinta fecha, los dos equipos que hoy ocupan la punta suman 10 puntos sobre 15. Uno de ellos es Lanús, al que River goleó 3-0 hace apenas 10 días.
Así y todo, una semana alcanzó para el equipo de Marcelo Gallardo quede afuera de la Copa Argentina ante el clásico rival y deje en el camino cinco puntos en dos partidos del Torneo de la Liga Profesional, el empate ante Huracán y la caída en Mendoza, dos de esos partidos que, cuando llega la recta final, suelen lamentarse.
Hay un denominador común en las dos derrotas (Colón y ahora Godoy Cruz) e incluso el mencionado empate ante el Globo: en todos ellos jugó un equipo mayormente alternativo. En esos encuentros, Marcelo Gallardo optó por dar descanso a varios de los habituales titulares pensando en compromisos que consideró más importantes, como la serie ante Argentinos Juniors, el Superclásico o ahora la llave con Atlético Mineiro. Los resultados están a la vista.
A lo largo de los siete años del ciclo, poco importó el esquema elegido si se respetaba la identidad. Pero, lógicamente, no es lo mismo integrar a los "suplentes" a una base conformada que volcarlos a la cancha. Por eso, Bruno Zuculini pasó de relegado a pieza clave en el once, pero el mediocampo que conformaron Enzo Fernández, Palavecino y Paradela se mostró inconexo. Por eso, Girotti no parece aquel tanque goleador de los primeros partidos y atraviesa una sequía. Por eso, Maidana y Pinola están a años luz de aquella saga que alcanzó la gloria en Madrid hace casi tres años.
Tres resultados negativos en siete días, a poco de abrir la serie ante el Galo, no es lo que el Muñeco hubiera querido, con la presión de que la Copa Libertadores pase de ser el principal objetivo al único en un semestre que recién empieza.
