Renato Ibarra no tiene equipo. Tampoco ninguna posibilidad de volver al América, dueño de su carta, después del incidente de violencia doméstica que lo involucró y lo llevó detenido al Reclusorio Oriente, en los primeros días de marzo de 2020. Al ecuatoriano le ofrecieron seguir su carrera en el Atlas, con un préstamo por un año que venció al final del torneo pasado. Para hacer válida la opción de compra, los Rojinegros le ofrecieron bajar sus pretensiones económicas, pero entonces se frenó la negociación.
“Es difícil establecer un tiempo. Nos encantaría que se quede con nosotros, pero hay cosas que se tienen que arreglar. Cualquier equipo desea tener un jugador como él”, dice José Riestra, presidente del equipo tapatío, a la espera de una respuesta de última hora del jugador o de su representante. La postura de las Águilas, en cambio, es la misma: cerrar la venta definitiva del ecuatoriano o un préstamo sin cargos por su sueldo alto.
Desde hace unos días, el volante de 30 años entrena por su cuenta con un preparador físico y mantiene comunicación por mensaje con sus excompañeros en el Atlas. “Hay interés para que siga en México”, dice una fuente cercana al jugador, mientras, en el América, el técnico Santiago Solari suma su tercer día de entrenamientos en las instalaciones de Coapa con el resto del plantel. “Todo depende de ellos”. El único acuerdo con la directiva es que la oferta cumpla con alguna de las dos condiciones anteriores.
A Renato se le cerraron las puertas del equipo Azulcrema desde el 5 de marzo de 2020, cuando fue acusado de golpear a su pareja, Lucely Chalá, en su domicilio y durante su embarazo. Los primeros cargos que se le imputaron fueron “tentativa de aborto y feminicidio”, aunque luego sus abogados negociaron y lograron que fuera liberado del Reclusorio Oriente en su última audiencia. En junio de ese año, todavía con el respaldo de Miguel Herrera, la directiva renovó su contrato (hasta 2023) pero no lo incluyó en los planes del primer equipo.
“Todavía estamos lejos, es complicado dar un porcentaje de avance”, explica Riestra, con siete meses de trabajo en el Atlas. “En este club tenemos la necesidad de ofrecerle espacio a los jóvenes de nuestras fuerzas básicas. Estamos construyendo las bases”. Ante la falta de un acuerdo con Renato, los Zorros incorporaron recientemente al colombiano Julián Quiñones, quien también puede ocupar varias posiciones de ataque.
Eso, sumado al regreso de los equipos a sus trabajos de pretemporada, ha complicado la permanencia del ecuatoriano en el futbol local. Más allá de la negociación con el Atlas, en las oficinas del América no han recibido ninguna oferta formal por contar con sus servicios. Ni de Cruz Azul ni de ningún otro club de la Liga MX.
Frente a ese escenario, en caso de no bajar sus pretensiones económicas y llegar a un acuerdo por el sueldo que percibe, Renato tendrá sólo dos opciones para continuar su carrera: cumplir su contrato sin la garantía de jugar o buscar una salida en el mercado de Sudamérica, con todo y los tres campeonatos (Apertura 2018, Copa MX y Campeón de Campeones 2019) que logró con las Águilas.