Hasta hace un año, Alan Mozo era uno de los prospectos más valiosos del futbol mexicano, destacando por su dinamismo y buenas cualidades para incorporarse desde la defensa al ataque.
El formado en Pumas es un lateral de esos que ya no es muy común ver. No es el más destacado técnicamente, pero cuenta con un temperamento digno de la filosofía de su equipo, comúnmente tomando buenas decisiones cuando se trata de encarar o centrar.
Sin embargo, desde el Guardianes 2020 su carrera dio un giro de 180 grados, disminuyendo su nivel futbolístico y perdiendo la titularidad. Mozo cayó en las indisciplinas, descuidó su peso y el joven Jesús Rivas le quitó minutos en el campo.
Después de unas fotos que se filtraron de Alan bebiendo en una fiestaen el peor momento de la pandemia, el Club Universidad decidió castigarlo dejándolo fuera de una convocatoria. El joven visiblemente arrepentido salió a dar la cara.
"Sé que puse en riesgo a mis compañeros, cuerpo técnico y staff y por eso ofrezco una disculpa. Estoy comprometido a cuidarme y a cuidarlos. Trabajaré para recuperar la mejor versión que me dio la oportunidad de representar y ser titular en uno de los clubes más importantes de México como lo es Pumas", dijo arrepentido en ese momento.
Lamentablemente el tiempo no le alcanzó, y Jaime Lozano decidió en este verano de 2021 convocar a Vladimir Loroña y Jorge Sánchez como sus laterales derechos. Mozo hizo el proceso, jugó el Preolímpico y quedó fuera de una de las grandes oportunidades de su carrera.
La actitud nunca ha estado en duda para el nacido en la Ciudad de México, pero sí ha tenido que batallar permanentemente con su energía y temperamento. A menudo se excede en la fuerza con la que pelea la pelota o comete desconcentraciones defensivas. Sin embargo, en últimas semanas ha recuperado poco a poco ese gran nivel que sí ha tenido.
En el repechaje contra Toluca dio cátedra de cómo atacar por el costado derecho, creando una interesante sociedad con Leonel López y Favio Álvarez, viviendo el partido más especial de su carrera en los cuartos de final contra América, colocando tres asistencias en el cotejo de vuelta.
Pocas cosas dan más gusto en el futbol que ver a un joven futbolista recuperar su mejor desempeño y la confianza. Con sus virtudes y defectos, Mozo representa a la perfección lo que es Universidad Nacional, defendiéndolo desde joven y deseando grabar su nombre en la historia de la entidad alcanzando la octava estrella.