Apenas ha disputado tres partidos oficiales y ya puede saborear las amargas mieles del despropósito azulgrana, Ronald Koeman . El entrenador sólo había pedido dos cosas a la junta directiva de Josep Maria Bartomeu, reforzar el central y el delantero centro en caso de perder a Luis Suárez y, finalmente, no ha sucedido ni una cosa ni la otra después de que el mercado cerrara sin mayores movimientos que las salidas de Rafinha Alcántara al PSG, y las de Jean-Clair Todibo y Juan Miranda en forma de cesión al Benfica y al Betis, respectivamente.
Koeman y el Barcelona, pues, tienen problemas porque el holandés sólo tiene a dos centrales a disposición -Gerard Piqué y Clément Lenglet- y a uno en el filial -Ronald Araújo- porque no confía en Samuel Umtiti , que se ha ganado a pulso el papel tirando a residual que le reserva el nuevo entrenador. La situación ya se puso de manifiesto el pasado fin de semana, cuando Lenglet cumplió sanción ante el Sevilla por lo que ni el francés ni Piqué podrán resfriarse esta temporada . Sin embargo, lo peor sucede en la línea de ataque.
El Barcelona se ha desprendido de Luis Suárez y esperaba concretar la incorporación de Memphis, al que el Olympique de Lyon quería vender y que contaba con el acuerdo absoluto con el jugador tras la intervención de Koeman pero finalmente el delantero holandés también se queda en el equipo en el que está al no haber logrado el club azulgrana la salida de Ousmane Dembélé en unas últimas horas de mercado que no dieron al Barcelona ninguno de los objetivos que se marcó.
¿Por qué el Barcelona no fichó a nadie el último día de mercado?
Hace sólo dos meses la parroquia azulgrana especulaba con la posibilidad de fichar a Lautaro Martínez y hasta a Neymar Da Silva. Hubo hasta quien apuntó que existía la posibilidad de traerles a ambos obviando la delicadísima situación financiera del club azulgrana. Ayer el vicepresidente patrimonial, Jordi Moix, dio las claves del mercado certificando que este año se han dejado de ingresar 203 millones de euros y que las pérdidas ascienden a 97 millones de euros, motivo por el cual el Barcelona se ve obligado a reducir su presupuesto en un 19%, hasta los 791 millones de euros.
Lo más grave, sin embargo, es la deuda acumulada. Ascendía a 217 hace exactamente un año pero tras el fichaje de Antoine Griezmann, que se realizó gracias a un préstamo que no empezará a devolverse hasta dentro de un año, y otras operaciones que han chocado con la expansión del Covid-19 y la consecuente crisis financiera han desembocado en un aumento de la deuda hasta los 488 millones y la situación ya conocida por todos en el mercado. Por lo tanto, o el Barcelona se desprendía de más jugadores o iba a resultar imposible fichar a Memphis Depay, como finalmente sucedió.
La cuestión con Eric Garcia era ligeramente distinta pero igualmente comprometida por las dificultades económicas y sólo cinco millones evitaron que el canterano regresara al Camp Nou. El Barcelona ofrecía un fijo de 10, además de otros 5 en variables fáciles de alcanzar y 2 más en variables más complicadas pero el Manchester City sólo quería diez fijos y otros diez variables fáciles por lo que el Barcelona descartó ayer la incorporación pero solo de momento porque en invierno volverá a la carga por él. Mientras, deberá tirar de imaginación, el entrenador, para resolver esta cuestión porque, a fin de cuentas, esto es lo que hay.