GoalGoal tiene dos notas que son actualizadas durante cada jornada: “¿A qué equipos le han pitado más penaltis a favor y en contra desde que hay VAR en LaLiga?” y “¿A qué equipo le han pitado más penaltis a favor en toda la historia de LaLiga?”. La razón, además de editorial, responde a las reiteradas quejas de los protagonistas, al enfado de los aficionados, a las protestas –agresivas, en su mayoría- que plagan las redes sociales y a distintas descripciones que se pueden leer o escuchar en la prensa (“robo”, “vergüenza”, “escándalo”). Son cada vez más los –falsos- argumentos que se buscan para intentar gritar “a este lo perjudican” o “a este lo benefician”. LaLiga versión 2020-2021, que será recordada por las restricciones del coronavirus, está haciendo méritos para quedar también en la historia como la temporada del llanto.
Siempre hay sospecha de fraude arbitral porque siempre es la mejor excusa para esconder falencias propias. El truco no es nuevo, aunque se magnificó. Se dirá que las protestas contra los árbitros existen desde la génesis del deporte. Y es cierto. Sin embargo, las lágrimas se multiplicaron porque se protesta ahora contra los colegiados y contra el VAR. El pretexto es el que se duplicó.
¿Acaso alguien puede pensar que el Real Madrid dejó puntos en el camino por una cuestión arbitral y no por su pobreza ofensiva o por sus errores defensivos? ¿O alguien puede afirmar que el nivel del Barcelona fue siempre excelente, pero no se reflejó en el campo por culpa del sistema de videoarbitraje? ¿Y qué pasa con esas situaciones que vemos durante dos días desde distintos ángulos, cómodos en nuestras casas, con cámara lenta y rápida, para juzgar luego una decisión que se toma con presión en uno, dos o cinco minutos?
¿Se debe seguir aclarando que el árbitro es un humano con fallas humanas? ¿Una interpretación de una jugada seguirá siendo sinónimo de delito? ¿Los futbolistas que lanzan mal un penalti son también unos ladrones? Un detalle particular: la supuesta “deshonestidad” de los jueces, curioso o no, crece proporcionalmente con el desconocimiento del reglamento.
Se entienden (entender no es lo mismo que justificar) las protestas cuando las pulsaciones están elevadas. Ahora bien: el vaso ya se está llenando de lágrimas y habrá que vaciarlo un poco. Bienvenidos sean todos los próximos “perdimos porque nos superó el rival”.