Era la final anticipada, o al menos esa fue la forma de vender el enfrentamiento entre el líder y el escolta del Torneo de la Liga Profesional, que hace algunas semanas tenían invertidas las posiciones. Pero el sprint de River parece imparable y si algo le faltaba para pensar, creer y confiar que finalmente éste es el año, era una victoria de semejante envergadura.
¿Cuántas cosas más podía haber en contra? Jugar en el Kempes, donde Talleres no perdía desde mayo en Copa Sudamericana y desde marzo por un torneo local, ahora con público y más de 30 mil almas que rebalsaban de ilusión. Todo esto, con cuatro titulares lesionados como Angileri, Paulo Díaz, De La Cruz y Suárez. Con Rojas improvisado de 4 y Peña Biafore, que desde hace pocas semanas se desempeña como central y que a los 8 minutos, víctima de la inexperiencia, se llevó una roja sin lugar a la discusión por un planchazo con los dos pies.
Lógicamente, la T intentó imponerse de atropellada, pero el Millonario contuvo con una de sus mayores virtudes: la cabeza fría. Entonces trabajó el partido, movió las 10 piezas restantes y con el pizarrón se puso en ventaja, gracias al gol del Sicario Rojas, olvidado hace meses y clave esta noche, en el área donde defiende y en la posición justa para sorprender en ofensiva.
Armani se hizo gigante, Casco clausuró la franja izquierda, Maidana entró para sacar todo, los Enzo manejaron el mediocampo y Julián Álvarez. El 9 dejó por un rato su racha goleadora, jugó como referencia de ataque y armó una maniobra a pura potencia para servirle el gol a Braian Romero, que venía de una lesión y para quien los tantos son el alimento..
Todo esto nace, por supuesto, de la mente maestra. Del motivador y el estratega. Del que en un segundo resuelve con una variante táctica y alienta al que ve cansado. Del ajedrecista, del tutor y del líder. Del mejor técnico de la última década del fútbol argentino. Del que ni siquiera es necesario nombrar, pero está cada vez más cerca de sacarse la única espina de su glorioso ciclo.
A ocho fechas del final, logró sacarle siete a Talleres y nueve a Boca y Lanús. Si es mucha o poca ventaja es según con el cristal que se mire. Porque un equipo que lleva siete victorias al hilo, a este nivel y poniendo el pecho ante cada adversidad que aparezca, van a querer bajarlo y nadie sabe cómo hacer.
