+18 | Contenido Comercial | Se aplican Términos y Condiciones | Juega Responsablemente | Principios editoriales
Youssef En-Nesyri celebrate Sevilla Man Utd 2022-23Getty Images

¿Otra vez? Sí, otra vez...

Una bombonera, cuarenta mil almas, himno arrebatador y una leyenda que recorre Europa. Nervión, en un año con el revanchismo a flor de piel y con la agitación social por las nubes, vivió una noche inolvidable.En-Nesyri, renacido tras el Mundial, fue el brazo ejecutor, la tuneladora que liquidó a los ingleses. Navas volvió a ser lo que lleva toda la vida siendo, un cohete eterno que recorre la banda como un meteorito incansable. Rakitic destapó las esencias de esas gotas de fútbol champagne que aún tiene en el sótano. Gudelj jugó como gusta en esa casa y en esa grada, con el cuchillo entre los dientes y sin hacer prisioneros. Ocampos fue un estilete incansable y un pulmón infatigable para el Sevilla. Acuña hizo honor a su apodo y a ‘puro Huevo’ cocinó un gran partido. Otro más para su colección. Badé fue una roca inexpugnable, granítica, cuyo hombro bendijo la noche sevillana. Y Fernando Reges, el motor diesel del sevillismo, sacó la escoba para barrer todo el campo. De propina,De Gea y Maguire, cooperadores necesarios, abrieron de par en par la puerta para la gran fiesta. La grada se entregó y sintió orgullo de pertenencia por un equipo que sigue fiel a su relato. Nunca se rinde. Jamás. Todo se lo gana a pulso. A pleno pulmón.  

En primer plano, Mendilíbar. Un tipo sencillo, normal, sin estridencias, un entrenador de los de siempre, de los de chándal y sin inventos, que no va por la vida con aire de Ministro de Asuntos Exteriores. Uno de esos que, como el difunto Luis, dice más veces ‘vete a tomar por culo’ que ‘buenos días’. Lleva media vida en los banquillos, ha debutado en Europa con 62 años, ha eliminado al todopoderoso Manchester United yaunque podría presumir de haberle dado la vuelta al equipo como un calcetín, no lo ha hecho. No ha sacado pecho, tiene los pies en la tierra, sabe que aún hay cosas por mejorar y tiene claro que, si el SFC no hubiera estado en el barro, jamás le habrían llamado. Lleva dos ratos en el banquillo de Nervión y los sevillistas se han entregado en cuerpo y alma. Ya son ‘Mendilibers’. El secreto es la naturalidad. Lo sencillo. Pelear como un pequeño para ser grande.

Entre bambalinas, Monchi y Pepe Castro. Cometieron errores, los reconocieron, se les dieron más palos que una estera y vuelven a ser todo cuello. Criticados con razón y golpeados con más saña de la necesaria, ayer disfrutaron de todo aquello que, durante años, han edificado. Un club serio, un equipo competitivo y una grada que da gloria verla, con cuarenta mil almas entregadas. Castro, embutido en la enésima guerra intestina por las acciones, que ya es la historia interminable, ha creído cuando otros habían dejado de creer. Incluso cuando hacía mucho frío, se mantuvo firme: este es un club que no tira nada, que no abandona ninguna competición y que cuando huele plata, se transforma. A su lado, Monchi, que no es infalible aunque durante años lo haya parecido, y que anoche pudo contemplar, una vez más, parte de su obra. El padre deportivo de un gigante cuyo himno dice que nunca se rinde, el autor intelectual de un equipo que lleva más de una década rindiendo por encima de sus posibilidades económicas y de sus ingresos, volvió a tutear a clubes que podrían enterrarles en dinero. Castro y Monchi no son perfectos, ni lo pretenden, pero son historia del Sevilla. Se equivocaron, lo reconocieron, se pusieron las pilas y lo que han hecho en la segunda parte de la temporada ha sido un ejercicio de responsabilidad y respeto a su afición y al escudo. Ha costado sangre, sudor y lágrimas, pero el Sevilla FC ha vuelto. Entre otras cosas, porque nunca se fue. 

Dicen que nunca se rinde. Y es verdad. En su año más complicado, el Sevilla está a un paso de colarse en una nueva final europea. Es un síntoma inequívoco de su grandeza, del estatus que ha alcanzado, de todo aquello que ha construido con esfuerzo y mérito, y que por más que algunos quieran negar, sigue vigente. El Sevilla tiene todas las virtudes que adornan a los grandes. En su peor año, semifinalista en Europa. Otros matarían por eso. Para el Sevilla es una rutina, una costumbre, un día más en la oficina. En el horizonte, la Juventus. El sueño, la séptima. La tierra prometida, Budapest. “¿Otra vez ? Sí, otra vez”. 

Rubén Uría

Anuncios

ENJOYED THIS STORY?

Add GOAL.com as a preferred source on Google to see more of our reporting

0