Si bien Chile pudo dejar atrás la negativa racha de siete partidos sin victorias con un 3-2 sobre Guinea, sobre todo por un fuerte arranque de inspiración que incluyó tres goles en diez minutos, a esta Roja de Reinaldo Rueda le pena encontrar a un habilitador que sepa pararse detrás del centrodelantero, hacer útil al mismo, filtrarle balones y, por qué no, construir desde más atrás. Es un equipo sin un 10 con un entrenador que, por ejemplo, ganó la Copa Libertadores (al mando de Atlético Nacional) casi sin prescindir de la magia de Macnelly Torres.
Vidal: "Sabemos que podemos dar más"
La historia de la Generación Dorada recuerda nombres propios como Jorge Valdivia, clave en Mundiales y en el primer título de Copa América, y Matías Fernández, fijo para Marcelo Bielsa y Claudio Borghi y con un protagonismo que acabó extinguiéndose cuando Jorge Sampaoli prefirió al Mago de Colo Colo, que vive un 2019 de lesiones y escasa participación. Mati, para peor, ni juega en el Junior de Barranquilla colombiano por las exactas razones que su colega: lesiones interminables.
Por lo mismo, sin el '10' ni el '14', el DT cafetero debió acostumbrarse a los reacomodos y, como nunca consideró a Marcelo Díaz, siempre ha debido conformarse con mediocampistas de dos tipos, los netamente defensivos y los que desde su labor mixta -y casi por defecto- se suman a la generación de ataques, como Erick Pulgar, Charles Aránguiz -ausente por lesión- y Arturo Vidal.
El gran ganador fue Bravo
643 minutos pasó La Roja sin anotar un gol de jugada hasta que Jean Meneses concretó el 1-1 este martes. César Pinares tuvo bastante que ver, pues libre en el ataque (y con cualidades marcadas de volante mixto pero más bien creativo) empezó a hacer llover centros al área guineana. Cinco goles y cuatro asistencias suma el volante que formó Colo Colo en el Campeonato chileno de 2019. Con sus movimientos, o fue el '10' detrás de -habitualmente- Sebastián Sáez, o el mixto al costado del mediocentro, trepando y construyendo pero también aportando a la elaboración con sus pases.
La sorpresa que aporta Pinares bien podría darle una camiseta en esa posición, pero cuando se viste de rojo Rueda le pide ser extremo y, aunque no lo hace mal, como no es su naturaleza no termina arrastrando marcas ni sumando desbordes, sino que cumple parado en el lugar que se le encarga y, por naturaleza, se centraliza para dar los frutos que está dando su presencia.
Hace un poco más de un año, Chile dejó una buena impresión pese a caer ante Rumania y, precisamente, en parte se debió al buen pasar de Diego Valdés unos metros atrás de Nico Castillo, filtrando y aportando creatividad. En ese tiempo pujaban por detrás Marcelo Allende y Víctor Dávila. Los tres no estuvieron en la última nómina. Valdés ni sumó minutos en Copa América.
Aránguiz, desgraciadamente, se lesionó ante Leipzig y no pudo conducir el medio ante Colombia ni Guinea. Venía en su mejor momento y en Brasil, en la última victoria de Chile -frente a Ecuador- ya se había erigido como un gran habilitador, desde cualquier ángulo. Vidal, en tanto, aportó recorrido y contra los de Queiroz aportó con un pelotazo largo que no terminó en gol por la impericia de Alexis y de su propia figura. Ninguno de los dos conectó el centro de Fabián Orellana, pero la jugada fue toda del Rey del Barcelona, rompiendo línea rival.
A Chile le pena una figura creativa para ser más consistente. Porque la defensa la está afirmando, con Maripán y Díaz un pasito delante de Vegas y Sierralta, con prospecto de futuro pero un presente que les invita a pelear por un lugar. Bravo está de vuelta, a inmejorable nivel, y los bastiones del medio (Pulgar, Vidal y Charles) necesitan quien finalice sus intenciones o quien las enlace con el ataque. En un tiempo donde casi todos empiezan a prescindir del 10, es cuando se debe analizar si llenar ese puesto vacante -que siempre Rueda usó- es realmente la solución a una sequía de gol que en Alicante este martes un tanto se aplacó, aunque ante un rival de tono bastante menor. Es que hace tres días pasar la mitad de la cancha fue lo más difícil, casi inalcanzable con una llegada en 90 minutos -y de Pinares- más la consignada construcción profunda de Vidal. Y ese debe ser el parámetro de cara a las Eliminatorias, que como misión primaria presentan a la clasificación como vital porque otro fracaso como el de 2017 rompería confianzas y procesos de manera definitiva. Vidal -porque lo hizo en el Barça y, sobre todo, si le arman un bloque de medios solventes- y Pinares son, al día de hoy, las únicas opciones del cuerpo técnico para el puesto que tanto se extraña.
Selección Chilena