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La Liga rechaza la firma de Messi


EDITORIAL

Si no hubo más goles en Mestalla fue porque el árbitro no quiso. Pues Leo Messi había aparecido a la media hora del partido sorprendiendo a Neto con un remate que se le escaparía de las manos al portero valencianista para que el mundo observara botar el balón más allá de la línea de gol. Pero ninguno de los miembros del 'tridente' arbitral de Iglesias Villanueva alcanzó a ver la acción más clara del partido y el Barcelona regresa a casa después de conceder el segundo empate en una Liga que rechazó la misma firma que tuvo en vilo al barcelonismo desde el pasado mes de julio, cuando se anunció la renovación del rosarino.

Messi no plasmó su garabato en el contrato que le unirá al Barcelona cuatro temporadas más hasta el sábado, alargando casi cuatro meses la incertidumbre. En Mestalla tardó mucho menos en aparecer para poner la firma a un particular remate que cogió por sorpresa a Neto, que se comió el balón, y al juez de línea, que incomprensiblemente también se zampó el remate del rosarino que debería haber subido al marcador. Así, la misma Liga que se mira al espejo y presume de ser "la mejor del mundo" tal y como la define su presidente, sigue muy por detrás de los grandes campeonatos europeos, que esta misma temporada utilizan ya el VAR. Pero sería injusto apelar a la falta de la tecnología para explicar el tropiezo azulgrana tras un magnífico arranque.

A fin de cuentas, se trata de una acción que no requería uso alguno del VAR, cristalina como era. El Barcelona venía de realizar una de las primeras partes más serias de la temporada. Asfixiante en la presión y generoso en las coberturas, fue capaz de ahogar el renacido Valencia de Marcelino hasta que a los quince minutos después de retomar el juego tras el descanso Rodrigo bañó con agua polar a la afición azulgrana, sorprendiendo a la contra a un Marc-André Ter Stegen que apenas había tenido que intervenir una sola vez hasta entonces.

Ya la temporada pasada un gol no concedido a domicilio del Betis desembocó en un empate que acabó costando el título al concluir la temporada, una situación que puede repetirse a pesar de que en esta ocasión el cuadro azulgrana llegaba a la décimotercera jornada con una cómoda ventaja de cuatro puntos con respecto al Valencia, que sigue por detrás de los hombres de Ernesto Valverde con los mismos cuatro puntos de desventaja después del empate que estableció Jordi Alba. Por supuesto, un tropiezo en Valencia entra en lo previsible. Puede pasar. Lo que no puede volver a repetirse es que una acción tan clara como la el rosarino, la protagonice él, su némesis portugués o pepito el de los palotes, no puede quedarse en nada.

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