Valencia fans agains Peter Lim managementGetty

Jugar la "Peter League"

A uno le pagan por escribir. Y en ocasiones, para opinar. Y como uno no esconde sus colores, que son los del Atlético de Madrid, y se decide a escribir y opinar sobre otros clubes, como el Valencia CF, resuenan las voces de quienes, desde el anonimato que dan las redes o desde un rencor ignoto, te aconsejan, recomiendan, insultan o amenazan por opinar del Valencia desde Madrid, como si ser aficionado de otro club te prohibiera opinar de otro equipo. Como si un hincha del Valencia no pudiera opinar sobre el Betis, el Atleti, el Elche o el Alcoyano. Hace años que sostengo que Peter Lim era susto o muerte, que este señor entró en el Valencia pero el valencianismo jamás entrará en él, y que Lim está donde está porque los que decían servir al Valencia, en realidad, se sirvieron del Valencia.

A excepción de los tiempos del difunto Gil y Gil, no se recuerda una gestión deportiva más calamitosa que la de 'Meriton Holdings' en Valencia. La silla eléctrica de Mestalla es un clásico de nuestro tiempo. Como hay Lim que cien años dure y entrenador que lo resista, siempre es invierno en Valencia. El plan de la propiedad no tiene fisuras: cambiar todo para que nada cambie. En julio, todo es Alicia en el país de las maravillas. En agosto, todos son morlancos. En septiembre, el barco está hasta los topes. En diciembre ya hay rumores de que alguno no se come el turrón. Y en enero, lo que queda del Valencia, que vive al límite, en lo social, lo económico y lo deportivo, queda varado en mitad de la tabla mirando, de reojo, al temido descenso. Aún hay 'mariachis' que le canta 'las mañanitas' a Peter Lim y que, haciendo un flaco favor al valencianismo, tienen el cuajo de señalar a Gennaro Gattuso. Un señor que llegó a Mestalla, simple y llanamente, porque venía de la factoría Mendes, que cuando no hace un boquete en el Atleti, está ocupado haciendo butrones en Valencia. Hay estómagos agradecidos que culpan a Gattuso de la marcha del equipo. Antes culparon a Nuno, Gary Neville, Ayestarán, Marcelino y Celades. O Prandelli, Javi Gracia y Bordalás, porque para los 'mariachis', la culpa la tiene el mundo, pero Peter jamás. La culpa es de los jugadores, de los capitanes, de los veteranos, de los canteranos, de los fichajes, de Anil, de Kim-Koh, de Lay-Hoon y de Mendes y alguno más, pero de Peter...jamás.

Peter se cansó pronto de su juguete caro, lo ha dejado tirado, abandonado a su suerte, en un rincón, porque a Peter Lim el Valencia le importa lo mismo que a quien esto escribe el juego de 'TortillaLand'. Nada. Hace falta ser miserable para no empatizar con la afición valencianista, para no sentir el dolor ajeno como propio y para no conmoverse con el dolor de una hinchada cuya fidelidad empieza a descubrir los límites de su paciencia. Hace años que el Valencia no se muere, lo están asesinado de manera lenta, agónica e inexorable. Da igual si la venta fue una chapuza, si los actores de aquel negocio se cubrieron de gloria, si el club es víctima de una eterna guerra de Taifas, si las autoridades políticas de la ciudad se cruzan de brazos dejando morir un sentimiento o si no hay un solo empresario valenciano que tenga las agallas y el dinero para idear un plan de venta del club. Pasado.

El presente es que el Valencia CF está intubado y en fase terminal. Y que un grande de España y de Europa, es hoy un club menguante y raquítico. Y que desde el rencor o la incompetencia, 'Meriton' lleva años condenando al valencianismo a vivir con el enemigo en casa. No importa si el que lo denuncia es de Madrid, es de Algeciras o de Sebastopol. Lo que importa es que esto no es la 'Kings League', es el Valencia CF. Es la vida real. Lo que importa es que están haciendo cada vez más pequeño un club que ha sido muy grande. Y la lectura es simple: O el valencianismo de a pie encuentra una salida para sacar de ahí a Peter Lim, o el club corre peligro de desaparición. La mediocridad es una gangrena que ya llega por la altura de la cadera y hay que amputar. El Valencia no se muere. Lo están matando. Lim es el Gil del siglo XXI. Uno puso el dinero y el otro no, uno vive en Singapur y el otro consultaba a Imperioso para echar entrenadores, pero a los dos les cabe una verdad más limpia que una mañana de primavera: Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo y puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo. Este ya no es el Valencia CF. El de ahora es un club mediocre, destrozado y condenado a jugar la "Peter League". Propietario: 'Meriton Holdings'.

Rubén Uría

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