Koeman Simeone ZidaneGoal - Getty Images

Esta Liga loca

Firma Fran GuillénGoal

En tiempos de Superligas, es bonito que nos recuerden que los equipos ricos no son perfectos. Que el Atleti tiene vértigo, que el Barcelona es bipolar y que el Real Madrid avanza sin gasolina, impulsado sólo por la inercia, como los grandes barcos cuando están llegando a puerto.

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Muchos somos hijos de una era en la que un empate (ni hablar ya de una derrota) provocaba un mes de crisis, marchas fúnebres y titulares en mayúsculas. Ligas disputadas a cien puntos porque menos carbón en la locomotora era sinónimo de fracaso. Gigantes a velocidades supersónicas que zarandeaban a los equipos pequeños y paseaban por las competiciones como Godzilla por las ciudades. 

El pique con los amigos estaba en ver cuántos goles metería esa noche el Barça de Guardiola. Te reunías a tomar unas cervezas y, mientras, especulabas sobre cuánto tardaría aquel Real Madrid de Mourinho en descargar su ira frente a ese pobbre rival que había tenido la osadía de marcar sin preguntar. Los titanes de la Liga dejaban ese rastro de explosiones, edificios caídos y coches boca arriba mientras debatían sobre si ganar dos títulos en vez de los tres en juego podría llegar a ser una decepción.

Por eso el fútbol español agradece que se humanicen, que se hagan heridas en las rodillas y sangren al tropezarse. Que se parezcan más a los de aquellas Ligas que se ganaban con ochenta puntos y un Pichichi que, a duras penas, cazaba veinte goles. Que un Athletic con suplentes o un Granada en zona tranquila puedan tumbarles cuando más focos les apuntan en el escenario.

Así que no olvidemos al Sevilla, que se frota las manos con este tótum revolútum. Como el Depor noventero, pero sin Feiraco en la camiseta ni publicidad de Banco Pastor en el estadio, los de Lopetegui igual aprovechan para ser el barman que escapa a gatas del ‘saloon’ del oeste mientras el pianista toca y el resto intercambia disparos de revólver. Nada me extrañaría ya en esta Liga loca.

Fran Guillén
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