Erick Pulgar se mueve de un lado a otro. No como un caballo loco, sino que con criterio. Busca el centro al área, patea todos los córners, asume la responsabilidad de los tiros libres y finaliza las jugadas con remates al arco. En la Fiorentina, el chileno parece haber encontrado su lugar en el mundo. Sobre todo porque Vincenzo Montella ubica al mediocampo en el sitial más importante de su propuesta. Acumula futbolistas y les encarga multitareas.
La Viola empató con el Parma y Pulgar, como se ha vuelto una costumbre, estuvo en absolutamente todas. Antes de la media hora asistiendo a Castrovilli en una ocasión bloqueada y rápidamente ganando un tiro libre. Pasando los 30 en offside tras una profundización de Venuti. Centrando para Ranieri que peinó desviado. Repitiendo la modalidad veinte minutos después. Y recibiendo una vez más una falta para propiciar otro tiro libre a favor. Uno que pateó a las manos del portero Sepe. Justo antes del empate, de Castrovilli, que igualó porque Gervinho finiquitó un contragolpe más temprano.
Entonces Fiorentina expandió su búsqueda. El triunfo era vital para alcanzar a Napoli, pero el 1-1 definitivo al menos le permite mirar de reojo los puestos de copas europeas. Pulgar quería ganarlo, también sus compañeros huérfanos del suspendido Ribéry. Por bajar a Kulusevski se ganó una amarilla a veinte del término. Ubicado como interior por la derecha, arrastró marcadores y volvió a anotarse un disparo: buscó el espacio y Sepe controló sin problemas en el centro de su meta. Tuvo un tercero Pulgar, una vez más con su diestra y desde fuera del área. Entre los dos centró perfecto para Chiesa, que no pudo direccionar.
Hizo otra falta en los descuentos. Discutida, sobre Scozzaella que se dejó caer. El reloj no dio más tiempo. La esperanza de sumar de a tres terminó, pero la sensación es grata en el Artemio Franchi. Pulgar, el domingo en el que sumó más responsabilidades y relevancia en su escuadra, generó hasta cuatro ocasiones, pateó tres veces, fue preciso el 87.2% del tiempo y bregó tanto en el piso como por arriba para que el balón le perteneciera a los suyos. Sí: es el chileno que más firme se sostiene en la élite.