Lionel Scaloni Argentina Brazil Copa America Final 10072021Getty Images

El joven inexperto que le cerró la boca a un país

Todos los flashes se van con Lionel Messi. Nadie merecía tanto este desahogo como la Pulga, después de tantas pálidas en estos 16 años que lleva desde la primera vez que vistió la Albiceleste. Pero en el medio de los festejos, se abraza con una persona, el que le renovó las esperanzas, le dio un lugar preponderante en el equipo, lo rodeó adentro de la cancha y afuera con un grupo de jóvenes que lo idolatraban y ahora lo acompañan. Después del 10, el otro que se merecía sentirse campeón era Lionel Scaloni.

El joven inexperto. El que nunca dirigió ningún equipo. El que no tiene vínculos con River ni Boca, ni un pasado demasiado destacado con la Selección. El que agarró el barco que nadie quería agarrar, a la deriva tras el desastre de Rusia. El que fue sumando promesas que hoy son realidad. El que acusaron de ¡faltarle el respeto! a Foyth y Ocampos por dejarlos afuera. El que se viste con ropa deportiva, se enloquece con los árbitros y se abraza con los jugadores en cada gol. El de algunos cambios equivocados, tardíos, sí. O partidos que no supo cerrar. El que no le daba una identidad de juego. Al que "operaron" incluso hasta la previa de la final, afirmando que no estaba capacitado para ocupar ese lugar tan importante como es el banco argentino y debía dejar a alguien que sí para el Mundial de Qatar.

Con 19 partidos sin conocer la derrota, desde aquella injusta derrota ante Brasil en la semifinal de la Copa América 2019, Scaloni edificó esta consagración. Y el momento cúlmine fue esta final en el mítico Maracaná, el que nuevamente ve al Scratch de rodillas. Scaloni lo ganó desde el vestuario. Aunque sigan diciendo que al Dibu Martínez lo puso por el Covid de Armani, lo bancó aún recuperado; esperó al Cuti Romero para que sea su bandera en la defensa, acompañado por un redimido Otamendi; le pedían un '5' de marca, pero siempre respetó a Paredes; encontró en De Paul el motor, hacia adelante y hacia atrás; cocinó a fuego lento la noche en la que la historia le devolvió a Di María un poco de todo lo que merecía; sacó a Lautaro cuando necesitaba descanso y lo puso de nuevo cuando estaba renovado. Y a Messi le devolvió ese liderazgo que algunos osaron discutir. Leo volvió a ser líder con un grupo al cual liderar.

La batalla táctica contra el experimentado Tité fue una goleada. Le ganó cada metro cuadrado de la cancha. Atacó cuando podía, aguantó cuando debía. Movió las piezas que fallaban y los que entraron respondieron a la perfección. Y más allá del empuje de los monstruos que tiene la Verdeamarela, Dibu Martínez solo tuvo dos intervenciones determinantes. Y pudo ser goleada, pero faltó la estocada final en uno de los contragolpes. Pero el 1-0 alcanzó esta vez, jugando una final casi perfecta.

La "Scaloneta" nació como meme y hoy es una realidad. Y si algún osado todavía no se subió, está a tiempo. Está dando la vuelta olímpica en un templo del fútbol y será interminable. 28 años de comer mierda terminaron en Río de Janeiro, ante el rival eterno. Y ahí está el joven e inexperto, junto a sus amigos de aquella camada que Pekerman forjó y hoy ve los frutos transformados en un título que nadie olvidará. Ahora, que lo dejen trabajar en paz.

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