El hincha argentino que eligió a su perro antes que a Messi

¿Tatuajes de Maradona? Miles, millones probablemente. "Trapos" con su cara, otros tantos. La Messimanía es más contemporánea y, a diferencia del Diego, no se convierte masivamente en tinta indeleble sobre la piel. Sin embargo, acá en Kazan, en San Petersburgo, en Nizhny Nóvgorod, en Moscú o en cualquier grupo de amigos que se junte a jugar un "picado" en cualquier canchita es frecuente ver que casi todos llevan la 10 del Barcelona o la Selección argentina. Y aunque Leo mucha veces parezca escurridizo, incansable y obstinado como un perro -así lo describió Casciari-, lo de Martín no fue un homenaje al capitán argentino.

"Todos se hicieron la bandera de Messi, Maradona y el Papa; yo tengo la cara de mi mejor amigo. Es la foto que más me gusta de él. Lamentablemente se me fue pero está presente en la bandera". Su mejor amigo hasta octubre era Bubba, un labrador que había logrado lo imposible: hacer que el papá de Martín se tirase al suelo para jugar. "Ni conmigo lo hacía. Sólo con Bubba", cuenta el fortinero del barrio porteño de Barracas. 

Argentina basó su unidad en un enemigo

Mientras el plantel argentino descansa en el hotel y un grupo de hinchas -nada que ver a la multitud del banderazo de San Petersburgo- espera infructuosamente el saludo de alguno de los jugadores, la bandera celeste y blanca con la enorme cara de un perro obliga a querer saber un poco más. 

"En los Mundiales se quedaba abajo de la TV y en los goles salía a ladrar al balcón. Aunque no se podía tener perro, cuando falleció, todo el edificio estaba de luto, era muy querido". ¿Por qué Bubba y no Chila o Poroto, si era hincha de Vélez? Sí, por lo que todos imaginan: "Por la película Forrest Gump, el negrito que vendía camarones".

"Bubba tuvo si historia, vivió 13 años fantásticos y decidí traerlo acá porque era mi mejor amigo. Ahora levanté tres perros de la calle..." Para Martín (y para Bubba) su excursión rusa se termina este sábado, pase lo que pase. Moscú-Polonia-Londres-Buenos Aires. Si la excursión, en cambio, sigue para la Selección argentina, habrá concierto en el balcón y seguro se quejarán los vecinos.  

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