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El futbolista de los 1.000 millones de euros

Hablando de fútbol, tengo que confesar que el fichaje de Meho Kodro por el Barcelona en 1995 fue lo que me hizo perder definitivamente la inocencia. El Barca pagó por el ariete bosnio de la Real Sociedad una auténtica fortuna: 700 millones de pesetas. Para contextualizar la cifra, esos 700 millones de pesetas de la España de 1995 equivaldrían hoy, con la inflación ajustada según el IPC, a unos 8 millones de euros, más o menos lo que vienen a costar, euro arriba o euro abajo, los cordones de las botas de Messi.

El pago de 700 millones por un jugador que no tenía madera de estrella, un delantero tronco y eficaz que acabaría haciendo sus mejores partidos de azulgrana pegado a la cal por obra y gracia de Cruyff, dio una sensación de enorme autoridad, de definitivo despegue entre los clubes trasatlánticos y el resto de los mortales. En cierto modo fue como el inicio de la dictadura de los grandes, el comienzo de la teoría de la siega del talento: a nada que un jugador despuntaba en un equipo de segunda fila, el equipo grande se lanzaba a por él, aunque fuera para nutrir el banquillo.

Eran tiempos -recuerden- donde eso de las plantillas con dos jugadores de garantía por puesto era una ilusión. Y, sobre todo, eran tiempos donde los equipos de mitad de la tabla se podían permitir el lujo de tener estrellas longevas en sus filas, tipos más o menos vividores, Mágicos González o Bebetos de la vida, que preferían ser leyenda en un conjunto medio a calentar banquillo en uno de los grandes.

Pero Kodro sí decidió irse a Can Barca. Leyendo las crónicas de la época, se percibe la sorpresa o el espasmo que generó su pase. Era como si los medios también despertaban de algo así como un letargo de inocencia. Un ejemplo son estas declaraciones que recogía un periódico catalán del presidente de la época de la Real Sociedad, Luis Uranga, todavía en estado de “shock”, como si hubiera recibido un premio de la lotería: "El Barça nos ha dicho prácticamente que va a pagar lo estipulado y no hace falta que nos abone los 700 millones al contado, porque son muchos millones". Muchos millones. Y claro que los eran. Como muestra un botón: La Liga de aquel año, presidida por Jesús Samper, presentaba un paquete total de patrocinios que ascendía a 500 millones de pesetas, 3 millones de euritos de la época para repartir entre los clubes. 

Precisamente, fue en la temporada del debut de Kodro con el Barcelona cuando los futbolistas empezaron a estampar su nombre encima de los dorsales. El fútbol copiaba resortes de la NBA y el frenesí del merchandasing iba generando más y más conceptos de entrada de dinero en los clubes. Todo esto ha ido desembocando en una inflación cruenta y exponencial en el fútbol en general y en el mercado de fichajes en particular.

Kodro solo duró una temporada en el Camp Nou antes de que la inflación volviera a desbocarse. Ronaldo llegó a Barcelona por la icónica cifra de 2500 millones de pesetas (15 millones de euros). Si hacemos la traslación a precio de hoy día, el precio de Ronaldo, usando únicamente parámetros económicos rozaría los 25 millones de euros actuales.

La pregunta es ventajista, pero pertinente. Si Dembélé costó 120 millones al Barcelona, ¿cuánto se pagaría hoy Ronaldo Nazario? Atendiendo a la frialdad de los números, Dembélé costó 6 veces más de lo que costó Ronaldo.

En 20 años el precio de las estrellas se ha multiplicado de una forma espectacular, así como todo el engranaje que sostiene al planeta fútbol. Pongan todos los ceros que quieran a los fichajes y los sueldos: la gallina de los huevos de oro es capaz de asumir inflaciones sin techo visible en la platea de los estadios. 

Como el enigma aritmético del nenúfar, que se reproducen en los estanques siempre duplicándose, los clubes potentes están en una desesperada carrera por invertir en talento, llevando el mercado del fútbol a una ordalía. El récord lo sigue teniendo Neymar con 222 millones de euros. Pero auguro que no durará mucho. Ahora lo que me pregunto es cuánto tiempo pasará hasta que veamos un fichaje de 1.000 millones de euros. Parece aún una quimera, pero los 700 millones de cláusula de Messi ya preocupan incluso a los directivos del Barcelona.

¿Quién será pues el futbolista que valdrá 1.000 millones de euros? ¿Ha nacido ya? ¿Se entrena ya en alguna cantera o en alguna escuela de fútbol? ¿Ha tocado ya un balón? ¿Tiene ya agente velando por sus intereses? ¿Sabrá quién es Ronaldo Nazario? ¿Y Meho Kodro?   

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