Ni Blandi ni Montillo ni Lezcano: la bomba del mercado chileno 2020 es Santiago García. El defensor nacido en Rosario allá por 1988 se incorporó a Unión La Calera con el desafío de cumplir un papel destacado en la Copa Sudamericana y el Torneo Nacional. Hace menos de tres años, era titular y uno de los referentes del Werder Bremen y en su nueva aventura busca una oportunidad para volver a sumar éxitos en su carrera profesional.
Es que el ex Rosario Central, que allá por 2014 contaba con un valor de mercado cercano a los tres millones de euros, llega precedido de una pesadilla en el Toluca. Pese a que fueron dos los años en los que logró asentarse con un puesto en la zaga, preferentemente como central por izquierda -aunque también puede ubicarse perfectamente como lateral-, lo condenaron dos partidos negros, que coincidentemente fueron dos finales.
En abril de 2018, perdió la definición de la Copa MX frente a Necaxa con un autogol de su propiedad. Cuando Felipe Gallegos envió un balón ofensivo, no se comunicó con su arquero Alfredo Talavera y la pateó hacia arriba, sin esperar que este se introdujera en su propia meta en apenas un intento fallido de despeje. Un mes después, en la final de ida de la Liga MX, no pudo con la velocidad de Djaniny en el 1-1 y se le anticipó fácilmente Julio Furch en el 2-1 que gritó todo Torreón.
Se le atribuyeron ambos errores, se convirtió en un resistido de la afición y en el segundo partido debieron remar con un tanto inicial del visitante en su casa que les opacó todo plan de campeonato. García, además, no era un jugador del gusto futbolístico de Ricardo La Volpe y por ende resintió su consideración inicial.
Eso sí, tuvo ofertas, aunque inferiores a lo que quería Toluca, por ende en el draft no se le pudo mover. Su salario era muy alto: se llevaba al bolsillo 110.000 dólares mensuales y se quedó sabiendo que estaría congelado un semestre, precisamente el último antes de incorporarse al elenco cementero, que prepara su llave con el poderoso Fluminense.
El espigado valor de 31 años cuenta con la doble nacionalidad argentina y española y por fin logró rescindir con el Toluca, donde conservó continuidad en dupla defensiva con el chileno Osvaldo González pero en dos momentos fundamentales decidió incorrectamente y quedó condenado. Es natural leer a los hinchas mexicanos repudiando su rendimiento pese a que este, en su general, no fue bajo.
La carrera del Melli tampoco ofrece gloria en cuanto a trofeos, ya que fue parte del interesante Palermo de la temporada 2010/11 que perdió la Coppa Italia contra el Inter de Milán en el duelo decisivo. En esa plantilla había nombres propios interesantes como Sirigu, Ilicic, Darmian, Abel Hernández y el chileno Mauricio Pinilla. En busca de continuidad, pese a que también vio participación en Europa League, partió al Novara. Y logró su objetivo: 1.819 minutos en la Serie A para tener otra oportunidad con el entonces club dueño de su pase.
2.636 fueron sus minutos en la 2012/13 y su campañón le acreditó el paso a la Bundesliga, donde se mantuvo entre 2013 y 2017 en el Bremen, preferentemente como marcador de punta pero con llegada a arco rival. Incluso en el peculiar 3-1-4-2 que implantó por momentos el clásico elenco germano, se desempeñó más cerca de los delanteros que de los defensores, y al retroceso cerraba la línea de cinco. Nunca perdió su lugar pese a que en su último curso fue del inicio en la mitad de la liga. Siempre contó con el respeto y los aplausos de la tribuna de una de las competiciones más prestigiosas del planeta.
Activo y dispuesto a reactivar sus mejores momentos Santiago García se sumó a la Unión La Calera de Juan Pablo Vojvoda -para acompañar a Christian Vilches ante la baja de Pablo Alvarado a Independiente del Valle o para correr la zurda en vez del saliente Erick Wiemberg- como un extraño caso del jugador que triunfó en la élite y no pudo con México, sus hinchas y finales.
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