051019 Colo Colo Universidad de Chile Julio BarrosoSebastián Órdenes/Colo Colo

El dinero para los grandes y la burla para los chicos

En Quilín vale doble el voto de los equipos de Primera División. El doble que uno de Primera B... mientras los afiliados de la Segunda División no tienen voz. El más fuerte manda, tiene la última palabra y no vela por el más débil.

En Quilín el dinero de la televisión se reparte de forma desigual. Los más privilegiados no están dispuestos a perder sus beneficios. Entonces votan en consecuencia a sus pensamientos, a sus objetivos personales, jamás en pos de la justicia deportiva.

Ningún equipo del fútbol de honor en Chile perdió la categoría luego de la suspensión del campeonato que llevaba un 80% de su desarrollo y que, en caso de haber sido acogida la propuesta de Santiago Wanderers, tendría a los caturros festejando un ascenso y no masticando otro año más en los potreros. Pero no es lo más grave.

Es que en el Consejo de Presidentes de la ANFP existió consenso por acabar con el fútbol ya que se entendió que no estaban las condiciones de seguridad en medio de la crisis social más grave desde el regreso a la democracia. En ese aspecto se razonó acorde a la realidad nacional, aunque las sensibilidades dirigenciales quedaron apenas en ese gesto, pues los de Primera no quisieron achicar su pedazo de torta (de 195 millones al mes) para compartirlo con, al menos, uno de la B, uno que jugando el 90% de su competición tenía el mejor prospecto para subir.

Pudo ser Wanderers. O Wanderers y Serena, el escolta. Incluso más, devolviéndole al fútbol chileno un torneo de 20 equipos como el que se juega en el primer mundo. 

No.

¿Para qué nivelar para arriba si se puede mantener una liga mediocre -debajo del top 50 mundial- con un reparto desigual? En Chile, los clubes apenas pelean en la Copa Libertadores y en la Copa Sudamericana. Ni invierten cuando llegan a esas instancias. Y se ilusionan en vano, acumulando fracasos luego del par de buenos años de la U, que en 2011 ganó la Sudamericana y el 2012 fue semifinalista de Libertadores. Después los vendió a todos y nunca más triunfó. Nadie. Ni los franjeados se la pudieron en uno de sus mejores años a nivel local: fuera temprano en ambas competiciones.

A Colo Colo y a Palestino les regalaron la presencia en la próxima Copa Libertadores sin haberlo asegurado en cancha. Otro ingrediente que no es tan grave. Lo más probable es que Unión La Calera vaya a la Pre-Libertadores como el Tino y que del quinto al octavo a la Sudamericana. Tampoco es determinante como sí lo es el dinero que perderán los perjudicados. El Cacique va a fase de grupos y consigue más para sus arcas.

Wanderers, a falta del formato y con el compromiso de la asociación de que al menos subirán tres para el torneo de Primera de 2021, está en el aire. Se siente robado y con razón. Aunque tiene tres puntos más que los Papayeros solamente, y en total eran 12 los que tenían opciones de subir. Jugaron el 90% del torneo... el 90% y fue en vano. A lo más, en el mejor de los casos, les van a ofrecer un ascenso por promedios en 2020, lo que es perjudicial para los que se estaban salvando por escaso margen, Magallanes, San Luis y Rangers. Más damnificados. Chicos que no le importan a los grandes, chicos que reciben menos dinero.

Peor la pasó San Marcos de Arica al enterarse de la decisión del Consejo 'Extraordinario'. Lideró todo el año la Segunda División. Clasificó a la liguilla y también iba primero. Y se quedó sin pan ni pedazo y solo kilos de incertidumbre porque la Segunda de 2020 se debate en enero. ¿Y los de Tercera A? ¿Siguen peleando por ascensos? Ya subió Linares pero, ¿lo van a aceptar?

A Universidad Católica le bordaron otra estrella y ya tiene 14. Está a 4 de la U. A 18 del Cacique. Pero a Wanderers no lo declararon campeón pese a terminar primero con el torneo finalizado. A San Marcos tampoco. La ANFP explicó que la Conmebol exige a un campeón... que el Chile 1... que los millones que se llevará la UC y Colo Colo por su clasificación.

El de este viernes bien puede erigirse como el episodio más vergonzoso y bochornoso en la historia del fútbol rentado en Chile. Al menos es el peor del siglo XXI. Lo que más preocupa es que el consuelo es mínimo para los más chicos y es fortísimo para los grandes. La U, por ejemplo, que fue el que menos ganó entre todos los de Primera, podría arrancar 2020 en puestos de descenso si se determina el regreso de los promedios. Apremiada no podría volver a relajarse y obligaría a Azul Azul a conformar un plantel competitivo.

A los grandes no se los toca. A los chicos les toca ser la burla. El ente que rige la actividad extendió las diferencias económicas entre los de la A y la B. Los de la C quedaron más relegados, más pobres que ayer y con menos esperanzas.

Los hinchas en el último plano, claramente. Ningún director, en su voto, pensó en los que viajaron todo el año confiando en proyectos de ascensos. En Deportes Valdivia respiran, sí. Estaban casi condenados a irse a la C. Alguno de los no-tan-favorecidos puede sacar una cuenta alegre.

El pueblo pide igualdad y los grandes y poderosos replican con más hambre de plata. El discurso se rompe a la hora del voto. Ni un millón menos, ni un interés por equiparar fuerzas. No ceder. Jamás. Nada. Y que llore el equipo de abajo, ese que sufre más para pagar los sueldos, el que necesita de la recaudación, el que debe finiquitar al plantel con el final consumado.

Fue como si el escenario en el que está inmerso Chile desde el 18 de octubre, un estallido social en medio de una crisis soberana, nunca hubiese pasado. Los grandes ya pueden delinear presupuestos, cómo no, negociar renovaciones y pensar en refuerzos. A los chicos les toca ser más chicos.

Anuncios