¿QUÉ PASÓ?
Esa es la conclusión de un experto en lenguaje corporal tras analizar detenidamente el extraño comportamiento de Trump mientras una cumbre futbolística global llegaba a su fin en territorio estadounidense. El Chelsea, gigante de la Premier League con sede en Stamford Bridge, se alzó con el trofeo principal.
EL PANORAMA MÁS AMPLIO
El Chelsea sorprendió al campeón de la Champions League, el Paris Saint-Germain, con una contundente victoria por 3-0 en la final, en presencia de Donald Trump, quien estuvo entre los asistentes para presenciar el triunfo del equipo dirigido por Enzo Maresca. Al finalizar el encuentro, el expresidente participó en la entrega de los trofeos principales.
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¿LO SABÍAS?
En lugar de retirarse del escenario tras entregar la Copa Mundial de Clubes al capitán de los Blues, Reece James, Trump decidió quedarse, causando desconcierto generalizado al quedar inesperadamente atrapado en las efusivas celebraciones.
LO QUE DIJO EL EXPERTO EN LENGUAJE CORPORAL
La experta en lenguaje corporal Inbaal Honigman comentó a SpinBit: “Hay un pequeño gesto que revela que Donald Trump estaba nervioso en ese escenario con Chelsea. Al entregar el trofeo a Reece James, su lenguaje corporal es sorprendentemente humilde: inclina la cabeza en señal de respeto y gira la cabeza hacia un lado, mostrando atención. Parece no estar seguro de su papel exacto, pero sigue adelante y cumple con éxito la entrega del trofeo.
Sin embargo, una vez completada esa parte, el líder estadounidense parece perdido. No sabe qué se espera de él y entra en un pánico silencioso, sin que nadie le indique hacia dónde ir. El gesto que evidencia su nerviosismo es que endereza su chaqueta, un movimiento involuntario conocido como ‘acicalamiento’. Tira de su abrigo como intentando verse más presentable, porque no sabe qué esperar. Con ese ajuste de ropa, parece prepararse para lo desconocido.”
CUÉNTAME MÁS
Honigman añadió: “Parece que nadie le indicó si debía estar en el escenario o fuera de él, así que llena el tiempo con sonrisas, asentimientos y aplausos. Son gestos positivos, pero no interactúa realmente con nadie. Trump mira a su alrededor y deja de aplaudir cuando nota que nadie más en el escenario lo hace, lo que lo hace sentirse aún más perdido. Entonces observa a los jugadores para imitar sus movimientos y empieza a moverse al ritmo de la celebración, intentando integrarse.
Trump parece genuinamente feliz de estar ahí, con una sonrisa amplia que muestra los dientes, señal de deleite. El sonido de la multitud animando y aplaudiendo lo tranquiliza, recupera la compostura, mantiene los hombros firmes y los pies separados, sintiéndose más cómodo gracias a los vítores y aplausos.”
¿QUÉ SIGUE?
Las travesuras y emociones encontradas de Trump añadieron una capa extra de intriga al triunfo del Chelsea en la Copa Mundial de Clubes, ya que pocos apostaban por ellos antes de que comenzara el torneo en Estados Unidos. Ahora, los Blues reinarán como campeones durante cuatro años, hasta la próxima edición del Mundial de Clubes en 2029.
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