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David Alaba Real MadridGetty Images

Alaba y un aluvión de porquería

Las redes sociales son una magnífica herramienta para conocer gente y diferentes puntos de vista. También, por el mismo precio, son un reflejo de la vida, donde miles de cobardes, bajo el manto que les proporciona el anonimato, dan rienda suelta a sus instintos más bajos. La última víctima de ese estercolero intolerante ha sido David Alaba. El capitán de Austria cometió el 'intolerable' crimen de votar a Messi por delante de su compañero de equipo, Karim Benzema, en los premios que otorga la FIFA. En cuestión de minutos y durante horas, Alaba vio cómo sus redes sociales se inundaban de presuntos seguidores del Real Madrid que le ‘regalaban’ todo tipo de insultos, improperios, reproches, descalificaciones e iconos de monos, acompañados de un deseo en forma de hastagh: '#AlabaOut'. Vergonzoso.

La marea de porquería fue tan densa, que el austriaco se vio obligado a dar explicaciones, justificando que esos votos los decidía todo el equipo y que admira a Benzema.Qué podrido debe estar este circo cuando un señor debe pedir perdón por ejercer su libre derecho al voto para no seguir siendo acosado por radicales, disfuncionales y racistas. Que algunos aficionados del Madrid se sientan decepcionados con Alaba, por haber roto la presunta disciplina de club de votar siempre a sus compañeros de vestuario, es asumible. Que nadie se haga trampas al solitario. La gente tiene la piel fina. Algo parecido habría sucedido si Gavi hubiera votado a Vinicius por delante de Pedri o si Griezmann hubiese votado a Ancelotti por delante de Simeone. Ahora bien, esa decepción ha rebasado todos los límites, porque Alaba ha tenido que soportar un aluvión de insultos racistas indefendibles y asquerosos. Ataques que no vienen de hinchas de otros equipos, sino de sus propios aficionados

El ataque a Alaba debería avergonzar a esa panda de mononeuronales. También debería invitar a reflexionar a cierto sector del madridismo acerca del racismo, haciéndoles ver que no es algo selectivo, porque este problema está instalado en la sociedad y en todas las aficiones, no sólo en las de los rivales. No te puedes llenar la boca de tachar de racista a la afición rival cuando la tuya propia maltrata así a un jugador de tu propio equipo. El racismo no es un comodín que se invoca a la carta, ni un arma arrojadiza que sirva como coartada para incentivar el odio deportivo. Es un problema grave. Uno serio, que todos debemos combatir. España no es un país racista, pero sí tiene un problema muy serio con esta lacra social. Los reprobables cánticos a Williams, los cánticos de mono contra Vinicius y su muñeco, las vejaciones al difunto Wilfred, la pancarta de Ana Frank es del Atleti , el plátano a Alves, los gritos contra Eto'o y el lamentable episodio con Peter Federico son algunos ejemplos. Y no se pueden tolerar, ni amparar, ni justificar.

El racismo no es un comodín para forofos. Ni es selectivo. Ni va de camisetas. El racismo es un cáncer. Uno que no se puede reproducir en las redes sociales, en las calles y en los campos. Uno que todos tenemos que extirpar para que no campe a sus anchas. Lo necesitamos fuera del fútbol y de la sociedad.

Rubén Uría

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