Una vez, sólo una vez, Chile llegó a la instancia de semifinales de un Mundial, como lo hicieron en la última cita planetaria Francia, Bélgica, Inglaterra y Croacia. Fue en el torneo que organizó en 1962. Brasil, un Brasil que aparecía como campeón vigente y repetiría el título, fue el freno que encontró en el camino de este campeonato con algunas perlitas para la historia del fútbol chileno.
La Roja sudamericana no tuvo una tarea sencilla para meterse entre los cuatro mejores del mundo. Por empezar, el grupo lo compartió con dos selecciones que ya habían levantado el trofeo: Alemania e Italia. También estaba el duro Suiza, con una destacada defensa. Luego, en cuartos de final, tuvo que eliminar a la Unión Soviética, que era el campeón de Europa.
En el duelo ante los brasileños, Pelé no pudo decir presente por haberse lesionado en el mismo certamen, aunque Amarildo, su reemplazante, acabó siendo la revelación del campeonato. El enfrentamiento se llevó a cabo el 13 de junio en el estadio Nacional: Chile cayó 4 a 2 porque se rindió ante la magia de Garrincha y Vavá, quienes anotaron los tantos (dos cada uno); los goles para los locales fueron convertidos por Jorge Toro y Leonel Sánchez, de penal.
En la final, una tarde del 17 de junio, Brasil venció a Checoslovaquia 3 a 1 para festejar así su segundo título del mundo. Mientras que La Roja obtuvo el tercer lugar al derrotar a Yugoslavia (1-0) en un Estadio Nacional repleto de gente.
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