OPINIÓN
Si se hubiera hecho una encuesta previa entre aficionados y especialistas, Brasil y Alemania eran los elegidos como los dos grandes favoritos para hacerse con el Mundial de Rusia 2018, ambas ya eliminadas. Por detrás de sendas selecciones, se habría situado a Francia, España y Argentina, en un segundo escalón. Pocos habrían contado con Croacia, pero si algo han demostrado los dálmatas en la Copa del Mundo es que su candidatura es algo más que real. De hecho ya están en semifinales, a un paso de hacer historia.
Mundial 2018: Formación y cómo juega Croacia en Rusia 2018
Croacia ha llegado a este Mundial con una generación que poco tiene que envidiar a la comandada por Suker, Boban y Prosinceki. Aquel equipo ajedrezado acabó tercera en Francia 1998, sorprendiendo por su juego eléctrico y saber hacer sobre el césped, además de una excelsa calidad.
Ahora, dos décadas después, son Modric y Rakitic los que abanderan una selección croata que tiene muchos ingredientes de gran equipo: seguridad en la retaguardia, potencial en la medular y dinamita en el ataque, además de la experiencia que acumula toda su plantilla por participar en las grandes ligas europeas y en los mejores equipos del viejo continente.
Quizás solo faltaba saber unir todas las piezas para que la dupla Modric - Rakitic estuviera más protegida, dejando la zona del mediocentro y sirviendo más de nexo con el ataque, como quedó demostrado en la segunda parte ante Nigeria donde la entrada de Brozovic dio alas al madridista y al barcelonista, acostumbrados a pelear por los máximos títulos con sus clubes y que ahora han trasladado este espíritu competitivo a esta selección que ya no es la gran tapada de la Copa del Mundo, sino una de las apuestas más firmes del torneo.