EDITORIAL
Ha llegado la hora de Frenkie De Jong. El holandés, cuyo fichaje se cerró el pasado mes de enero debido a la insistencia de la plana mayor de la aristocracia futbolística europea, pisará hoy el Camp Nou por primera vez para jugar al fútbol. Solo lo ha hecho en una ocasión, durante su presentación el pasado 6 de julio, aunque por aquel entonces la mitad del césped estaba siendo replantado y no pudo palpar el espíritu del templo barcelonista a pesar de que hasta casi veinte mil aficionados le dieron la bienvenida. Es, de hecho, el único jugador de la plantilla barcelonista -junto a Jean-Clair Todibo- que jamás ha jugado en el Camp Nou. Hasta hoy.
Han pasado más de seis meses desde que se oficializó su traspaso procedente del Ajax y la afición azulgrana se frota las manos tras verle eliminar al Real Madrid y acariciar la final de la Champions League, a la que no accedió tras la eliminación del Ajax, en el tiempo de descuento, a manos del Tottenham. El holandés es un jugador que sintetiza mejor que nadie lo que Ajax y Barcelona tienen en común desde hace tantas décadas. Enamorado de Johan Cruyff desde que era un crío, Josep Maria Bartomeu explicó que "lleva el espíritu de Johan dentro" y añadió que, tanto él como el Barcelona, "somos sus herederos y estamos orgullosos de ello".
El propio presidente barcelonista se atrevió a anunciar incluso que "con De Jong empieza una nueva era". Las sensaciones que ha dejado durante la pretemporada son inmejorables. En su estreno ante el Chelsea fue el cuarto jugador con más pases -42- y el único con un cien por cien de efectividad, combinando preferentemente con Sergio Busquets, Carles Aleñá y Todibo. Ante el Vissel Kobe miró más hacia el ataque, firmando 37 pases con un 90 por ciento de acierto. Casi la mitad fueron para Ousmane Dembélé, buena prueba de que De Jong sabe cómo, además de control, su cometido es el de romper líneas con su magnífica visión y su privilegiada precisión de pase.
En breve quien le tirará los desmarques será Leo Messi, quien todavía no participará en el Gamper de esta tarde debido a la falta de entrenamientos tras disputar la Copa América. Es por ello que la afición espera con ganas de ver a un jugador que ha enamorado desde el primer día por el fútbol que se le presupone y por su carácter extrovertido, dos elementos que deben servir para construir el Barcelona del futuro. Su entrenador, Ernesto Valverde, le pide "ese punto de frescura en el centro del campo" y se refiere al centrocampista como "un proyecto de futuro, un jugador con años por delante, con calidad y que tiene muy metido dentro el estilo de juego que pretendemos". Desde hoy empezará a demostrarlo ante su nueva afición.