Después de un gol temprano de Estados Unidos, México reaccionó con presión y un destello de genialidad. A mitad del primer tiempo, un pase entre líneas perfectamente sincronizado de Marcel Ruíz encontró a Raúl Jiménez, quien lanzó un disparo espectacular al ángulo superior, dejando al portero estadounidense Matt Freese inmóvil.
Pero no fue solo el gol lo que destacó; fue la emotiva celebración de Jiménez la que conquistó corazones. Tras anotar, corrió hacia el banquillo y mostró la camiseta que llevaba debajo del jersey. Luego, se sentó en el campo y celebró al estilo icónico de Diogo Jota, en un sentido homenaje a su excompañero en Wolverhampton, quien falleció trágicamente apenas unos días antes.
Este gesto fue un conmovedor tributo de Jiménez, que subrayó no solo la importancia del gol, sino también el profundo significado personal que tenía para él.