Son Heung-Min lo resumió de la manera más sencilla: está disfrutando cada momento de su tiempo en Los Ángeles. Y no es difícil entender por qué. El coreano se ha adaptado a la metrópolis del sur de California mucho más rápido y eficazmente de lo que cualquiera podía esperar.
No se trata solo de las ventas de camisetas, que están rompiendo récords. Ni de la atención internacional, la cobertura mediática constante, su disposición para cada entrevista o la admiración de la comunidad coreana en Los Ángeles.
Para Son, el verdadero impacto es otro, algo que quizás no era tan evidente: ha hecho que la MLS parezca sencilla. En apenas 120 minutos, ya ha registrado una asistencia y se ha mostrado como una amenaza constante en el centro del campo. Tras un inicio complicado de temporada, LAFC ha encontrado su ritmo, logrando un empate ajustado contra Chicago y llevándose los tres puntos de New England.
Más allá de los resultados, el equipo se ve como una máquina bien engrasada, con Son en el centro de todo: ayudando a sus compañeros, expandiendo el juego y mostrando un nivel de compromiso que pocos otros jugadores designados ofensivos (DPs) han ofrecido a lo largo de los años. Aunque es temprano, Son ya se perfila como el fichaje perfecto para Los Ángeles, encajando a la perfección en un sistema que podría haber resultado difícil para cualquier otro jugador.




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