A finales de enero, después de que el Barcelona fuera derrotado por el Villarreal en La Liga, Xavi anunció, en términos muy claros, que dejaría el club al final de la temporada. Apenas ocho meses después de conseguir el primer título blaugrana en cuatro años, el entrenador del club ya no estaba.
Su decisión ciertamente tuvo sentido. Los logros de Xavi en la campaña anterior habían sido rápidamente olvidados en la masa de titulares sensacionalistas y tweets incendiarios que forman el panorama de los medios.
Ahora el Barça estaba prácticamente fuera de la carrera por el título, acababa de ser goleado por el Real Madrid en la final de la Supercopa de España y parecía lejos de competir por la Liga de Campeones una vez que comenzaron los octavos de final.
Sin embargo, dos meses y medio después, las cosas parecen un poco más optimistas. El Barça no ha perdido desde que Xavi anunció su salida, y lleva 11 encuentros invicto en todas las competiciones, incluida una victoria sobre el Napoli en la Liga de Campeones que le permitió llegar a la eliminatoria contra el Paris Saint-Germain en los cuartos de final.
Mientras tanto, varios miembros de la jerarquía del club han dejado claro que pretenden convencer a Xavi para que cambie su decisión. El vicepresidente Rafa Yuste lo hizo a finales de marzo: "Voy a intentar convencer a Xavi, pero es una decisión personal de él. Aún quedan partidos de Liga, de Champions... Hay que dejarlo ir, que lo disfrute".
Este proyecto, insisten, aún no ha terminado.
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